No sé pese a lo repetitivo, aún no sé la razón.
En cualquier caso... siempre espero el viento de cara, aguanto estoicamente en el páramo donde
pasan, descansan y de donde parten... sin un adiós.
Sin dejar rastro... marcaste huella.
Sigilosamente me alcanzaste,
supiste de mí y yo de ti... apenas.
hoy no sé ni tu nombre,
entraste en mi pequeña morada
y ni sé dónde vivías.
Entre besos dominantes,
sobre los cuerpos ardientes,
con la prisa de ávidos dedos
apreté mis labios buscando melodías,
derramaste copas blancas.
Una despedida que va a ser eterna,
olvido instantáneo que mandas
imperar sobre todo y sobre mí,
sin dejar rastro...
pero dejando una dolorosa huella.
supiste de mí y yo de ti... apenas.
hoy no sé ni tu nombre,
entraste en mi pequeña morada
y ni sé dónde vivías.
Entre besos dominantes,
sobre los cuerpos ardientes,
con la prisa de ávidos dedos
apreté mis labios buscando melodías,
derramaste copas blancas.
Una despedida que va a ser eterna,
olvido instantáneo que mandas
imperar sobre todo y sobre mí,
sin dejar rastro...
pero dejando una dolorosa huella.
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