lunes, 29 de junio de 2009

ME RINDO (A MI MADRE)





Ascensos, descensos,caídas,remontadas...
la vida no es más que eso,la sensación de moverse...
sin moverse del sitio.




Me rindo.
dejo que la maquinaría de la vida
pase por encima de mi cuerpo
dolorido y se lleve todo,

ya no queda casa en pie.

Le dejo mi fuerza exhauta,
mi sangre marchita,
mi esperanza agria
y mi alegria apagada,
que haga con todo ello,
asfalto perdedor nato,
que abrase el calor infame
de la injusticia.

Me rindo.
no quiero saber más de
nada, de nadie,
no hay rincón oscuro donde
meter tanta pena.




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UN AIRE BISEX 1 PARTE





TENÍA PENDIENTE DESDE HACE AÑOS ESCENIFICAR UNA FANTASÍA.
NO QUERÍA LIMITARME A UN CORTO RELATO DE UNAS
DIEZ LÍNEAS PERO NUNCA ENCONTRABA LA INSPIRACIÓN
QUE FUERA DE MI AGRADO PARA HACERLE
UN ARMAZÓN MÁS EXTENSO.
ESTA TARDE MI MUSA REGRESÓ Y AQUÍ LO TENÉIS.
DISFRUTADLO.

(LAS CUATRO PARTES SE LEEN EN SENTIDO DESCENDENTE)




El teléfono móvil sonó a primera hora de la mañana, Alicia respondió como siempre, su voz juvenil y suave pero enérgica sonó al otro lado:
-¿Sí? Hola ¿Quién es?-
-Hola Alicia, soy Sara, ¿sabes quién soy? -
- Bueno, sólo conozco a una Sara pero no creo que tenga mi número…-
-¡Pues lo tengo! Espero que no te moleste que lo haya pedido a una amistad común…-
- Pues… Jajá si te lo ha dado será que se fía de mí jajá-
- ¡Ah! ¡Vaya! Jajá ¿Eres tú la peligrosa? Bueno me alegro que no te enfades, estoy en Madrid y pensé que sería agradable que nos conociéramos, si a ti te apetece…-
-Bueno es toda una sorpresa que no esperaba de ninguna manera, que no es lo mismo que no lo haya deseado Sara, bueno eso ya lo sabes, nunca he ocultado que tenía interés en conocerte cara a cara después de tantas cosas a través del mundo virtual.-
- Bien entonces, dijo Sara – Estoy en Atocha, llegué en el AVE, ¿Me vienes a buscar? -
-¿Pero dices para vernos unas horas o… para quedarte en mi casa?-
- ¡Siempre directa! Si no te importa me quedaría contigo, creo que estás sola, me lo ha dicho un pajarito…-
-¡Ya! Ya le daré al pajarito jajá. Sí, estoy sola y será un placer que te quedes. Tardaré como una hora en llegar, tengo que arreglarme un poco.-
-¡No te molestes! ¡A mí no me importa como vengas jajá!-
- Bueno pero a mí sí, ya que no hay una segunda oportunidad para causar una primera buena impresión…-
- Ok coqueta, te espero. Estoy en el velador de la cafetería del jardín tropical, está al lado de la escultura de la maleta, ¿Sabes dónde?-
-Sí claro. Ahí quedo con mis ingenuas presas jajá-
-¡La madre que te parió Alicia, jajá! -Exclamó Sara mientras se revolvía en la silla, dispuesta a alargar el café con leche hasta que viera aparecer la figura de Alicia frente a ella.


Se apresuró todo lo posible mientras se arreglaba para que la espera a su amiga no le fuera muy pesada. Aún no se había repuesto de la sorpresa y no dejaba de imaginar que podría pasar en las horas siguientes, así era siempre ante un acontecimiento interesante, la impaciencia le devoraba.


Eligió rápido un vaquero, sandalias y una camiseta azul turquesa con un recogido bajo un bordado en el centro del pecho que marcaba su delantera. Se puso sus gafas de sol, cogió el bolso negro de paja y se encaminó hacia la estación de tren, en llegar a Atocha tardaría como mucho quince minutos más unos cuantos más hasta el velador del jardín tropical. Cada vez que iba por allí no podía dejar de evocar cuando iba siendo niña a despedir junto a sus padres a su abuela materna, se emocionaba al pensar que el sitio era el mismo, el lugar, pero ahora ya no había vías, ahora había unas plantas exuberantes y tropicales que hacían del antiguo recinto de la estación una zona muy bucólica.


Iba pensando que estaba encantada con la elección del lugar para la cita, totalmente apropiado, por estar en el mismo complejo ferroviario y por lo acogedor, añejamente romántico, cuando vislumbró la cabellera castaña de Sara acompañando una tenue sonrisa, estaba sentada de lado, pareciera que temiera recibirla de frente, tal vez un asomo de timidez que después de todo, ella también sentía. Sara llevaba un vestido camisero, color rosa que se ajustaba con un cinturón a sus caderas, anchas y rotundas, piernas esbeltas, piel morena. Se quitó las gafas en un gesto lento y medido según la abordaba:
-¡Aquí tienes a la víbora! Jajá ¿Estás aún dispuesta o te has arrepentido?-
-No dramatices jajá – Le espetó Sara, -¡Sabes que yo nunca hice caso de esa jauría de hipócritas!-
-No quería confirmarlo, sólo bromeaba, sabes que el papel de villana me encanta jajá…-


Continuará....



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UN AIRE BISEX 2 PARTE









-Ya, jajá si se te veía muy cómoda, en vez de llorar como las verdaderas malas haciéndose las mártires, tú le dabas la vuelta a la situación y te tronchabas en sus caras jajá.-
- Bueno, sólo intentaba ser positiva ante una situación negativa jajá, pero sí, creo que les jodía más ver que no hacían diana en mi sensibilidad, que no quiere decir que no me doliera, sabes que mucho, por lo injusto nada más. Pero venga vamos a tomar otro café y nos vamos.-



Llegaron al domicilio y Sara pareció sentirse agradablemente satisfecha, la casa no era muy grande, luminosa, con muchas plantas, todo ordenado, sin grandes ostentaciones. Cuando ambas se liberaron de los nervios del encuentro, empezaron a conversar acerca de la web donde habían contactado, pero sin darse cuenta la conversación tomó otros derroteros y acabaron charlando de sus vidas, sus vivencias, tenían ganas de liberarse de la manera en cómo se habían conocido, ahora no estaban frente a los mensajes que dejaban en la pantalla, ahora apenas unos cms les separaban y oían sus voces, observaban las miradas como antes hicieran con sus respectivas letras, pero éstas no tenían vida.


Sara, volvió con una pregunta al punto de partida.
-¿Nunca sentiste vergüenza de expresar sin tapujos tus vivencias más íntimas?-
-No, es una facilidad que he tenido desde niña. Para mí no hay nada más natural que hablar de todo de la misma manera. Ya sé, comentar cosas muy íntimas deja un flanco de tu fortaleza al descubierto, por ahí se pueden colar quienes aún conservan prejuicios ante tantas cosas y utilizar las confidencias para hacerte pasto del escarnio general… pero, siempre mido mis palabras, nunca comento nada sin haber calibrado a lo que me arriesgo. Tal vez soy una exhibicionista con mis sensaciones, jajá es posible que sea eso, el ego. Imaginar el impacto de mis palabras en mentes estrechas es algo que no deja de ser agradable para mí.-
- ¿Nunca te has arrepentido de haber hablado de sexo, de tus experiencias… bueno, por ejemplo con las mujeres?-
-Mujer, lo sopesé mucho antes de dejar algún mensaje al respecto, pero hubo días en que me sentía tan libre, una sensación que rozaba más la temeridad que la valentía y ¡Zas! Lo soltaba jajá, rápidamente me arrepentía pero releía y me decía:- jajá ahí tenéis algo interesante y además vivido. Si es lo que te decía, el exhibicionismo de mis vivencias, entre esta gente es fácil, los que dicen algo mienten y los que quieren contarlo se callan. Me cuesta creer en el pudor como algo innato y eso que soy muy pudorosa en otros ámbitos de la vida, pero sé que suena contradictorio, creo que no es pudor, es falta de valor para contar algunas cosas, tampoco creo que la reserva de las personas sobre sus cosas más íntimas sea discreción, sigo pensando que es por prejuicios, verse juzgados por sucumbir a lo que se califica como bajas pasiones o deseos más morbosos lo que les limita para hacerlos públicos, sobre todo porque ellos a la vez forman parte del jurado. No deja de ser un ejercicio de hipocresía en masa.-
-¡Uh! ¿No te lías al explicarte? Yo no me veo capaz jajá de hablar así sin tomar resuello jajá.-
-Sara, jajá vivo de la palabra, me gusta recrear mi voz desde que fui consciente de lo que gustaba ya que la alabaron en múltiples ocasiones y sabes que escribir también me apasiona jajá, pero creo que con los años me voy dosificando jajá.-


Sara miró detenidamente el vestido de algodón con un ligero estilo hippy, de color azulón descolorido, a fuerza de lavados que se había puesto su amiga nada más llegar a casa. Era evidente que lo sentía como una segunda piel y que no le importaba si en la botonadura delantera que lo recorría desde el escote hasta el bajo, se escapaban algunos botones de su ojal correspondiente.


Imaginó que sabía que resultaba muy sexy con él, ella aún no se había cambiado y la verdad que demoraba el momento. Por un lado se moría de ganas de hacerlo, por otro temía que Alicia se abalanzara sobre ella y llevara directamente su boca a su entre pierna. Dejó escapar un tímido y corto grito al pensarlo, llevó su mano derecha a la boca intentando evitar que fuera audible para su anfitriona pero no pudo, Alicia volvió la cabeza desde la estancia pequeña donde se ubicaba su cocina.
-¿Te pasa algo Sara?-
-No, no, nada jajá nada…-
-Bueno tú verás. – Dijo mientras desmenuzaba los cogollos de lechuga para hacer una ensalada. –Voy a cocer un par de huevos, yo le echo atún en escabeche, brotes de soja, granos de maíz, tomate… espero que te guste.-
-Si, sí que me gusta así de variada, ¿No le echas pepino y tomate? Jajá…-
-¡Vaya! Jajá si que le echo, sí… el pepino está muy rico y el tomate lo tomo casi a diario.-


La palabra "pepino" que acababa de pronunciar Alicia resonó en sus oídos de una manera especial, para Sara fue el nexo de unión entre la hortaliza y los consoladores que imaginó una mujer como su amiga debía de tener. Sintió un rayo de placer restañar bajo sus bragas estrechas y una humedad desconocida recorrió las zonas profundas de su sexo. Se sintió azorada e incómoda, deseaba tanto lo que temía que por un momento imagino que se acercaba a Alicia desde atrás e introducía su mano entre sus piernas a la vez que con un gesto de dominancia apartaba la tira de sus bragas, había visto que eran negras y sintió que realmente hurgaba en su sexo, tan caliente como ella lo imaginaba.


Continuará...


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UN AIRE BISEX 3 PARTE



De nuevo un tímido grito alcanzó sus labios y esta vez fue más elocuente; Alicia volvió de nuevo la cabeza hacía ella y sonrió.
-¿Me vas a decir de una vez que te pasa? Me estás preocupando jajá a ver si estás a punto de traspasar la frontera humana y te vas a convertir en una vampira jajá.-
-¿Te daría miedo? Sara se sorprendió cuando su pensamiento tomó cuerpo y se hizo voz.-
-No, de hecho es una de mis fantasías, ser seducida por un atractivo ser vampírico, así que…-
-¿Y si fuera vampira? ¿Te daría lo mismo?-

Sara sintió que su atrevimiento crecía y mientras esperaba la respuesta, se encaminó a la habitación que iba a ocupar mientras durara su estancia y empezó a desvestirse muy despacio. Abrió de una manera inconsciente sus piernas mientras se deshacía aún de pie de su vestido. Sentía que sus órganos sexuales se habían hinchado y adquirido una dureza y una sensación de placer que rozaba el dolor. La excitación la tenía en un estado de desasosiego que la inquietaba, temió de nuevo ser ella quien no guardara la compostura. Mientras viajaba en el tren camino de Madrid, su imaginación creó una Alicia tan lasciva que no daba crédito a que en la realidad ella sólo la había rozado con sus besos de bienvenida.

-¿Sara? ¿Qué haces? Ya está la cena.-
Sara salió de la habitación con un ligero sonrojo en sus mejillas, descalza y luciendo una camiseta roja con un pantaloncillo que le apretaba los glúteos y los muslos, de licra. Se dio cuenta de que con el vestido, se había quitado también las bragas y se fue a la habitación a recogerlas, pero no se las puso de nuevo.

Durante la cena apenas dijo palabra, estaba tan preocupada en sentir de pleno las excitación de su sexo que abría y cerraba las piernas con cada bocado de ensalada que llevaba a su boca. Sabía que a cada movimiento estaba más cerca del orgasmo y se moriría de vergüenza si esto llegaba a ocurrir, pero se sintió por un rato más que Sara, Alicia y se preguntaba que haría ella en esa situación.

Alicia la observaba, aparentando no imaginar que su amiga risueña y voladora de los mensajes virtuales estaba conteniendo a duras penas la sensación más intensa.
-Alicia, ¿Tú no te sientes lesbiana?-
-No, no. De jovencita tuve muchas dudas, me volvían loca los hombres pero tenía fantasías con una amiga del colegio, estuve a punto de estropearlo todo diciéndole que la deseaba pero menos mal que no lo hice. En aquella época no lo habría comprendido y seguro que habría largado al resto de la panda mi confesión y el cartelito que me habrían colgado me habría perjudicado mucho. Aún hoy no está aceptada por la sociedad la idea de que haya relaciones sexuales entre dos personas de un mismo sexo, así que imagínate por entonces. Pero no me siento lesbiana, yo soy incapaz de enamorarme de una mujer, amo a los hombres, las mujeres no dejan de ser objeto ocasional de mi morbo, mis fantasías, pero no es la vida diaria, digamos real. Nunca tendría una mujer como pareja estable ya que no lo deseo. -
-¿Y si fueras lesbiana? Hablo de hipotéticamente, ¿Cómo lo llevarías?-
-Mal, supongo que mal, ya que a pesar de mi talante tan liberal para algunas cosas tengo ideas muy tradicionales, pero esa circunstancia no me preocupa, no me siento lesbiana, me siento muy mujer y simplemente en determinadas épocas o momentos deseo estar con otra mujer en la intimidad, así de sencillo.-
-¿Te ha molestado mi pregunta? Dijo Sara sin mirarle a los ojos.-
-¡Nooooo! Jajá no, dijo buscando su mirada.-Ya debías de saber que no.-
-Bueno, creo que me voy a duchar con tu permiso…-
-Por supuesto, has podido hacerlo antes si querías.-
-No, me apetecía hablar contigo pero ahora sí que me voy a refrescar.-
-Bien, hay toallas limpias y si necesitas algo, dilo.

Sara cogió su neceser y se metió en el cuarto de baño. Estaba empapada en sus partes íntimas, sumergió un dedo en la hendidura de su sexo y seguidamente llevo dicho apéndice a su nariz, quería saber si su sexo olía a hembra, caliente y excitada pero esta vez deseando a otra mujer. Restregó las yemas de sus dedos sobre su clítoris henchido y no paró hasta que abierta en cuclillas sintió en una riada de sensaciones un tremendo orgasmo.


Temblaba entera y sintió miedo de marearse según se introducía en la bañera.Mientras recibía el agua caliente en su cara, esperando alargar la placentera sensación de minutos antes, imaginó que Alicia abría la puerta y se metía con ella en la bañera, pero no era un sueño, sus ojos cerrados no pudieron avisarla de su presencia, pero el tacto de una mano en sus pechos sí. Ahora sí que se sentía al borde del desmayo, sintió que sus pezones se endurecían y no quiso abrir sus ojos. La mano de Alicia, experta en caricias recorrió con apenas roces sus pechos, ella emitía leves suspiros a cada tacto intercalado con el leve soplo de sus labios, se dejó caer levemente sobre los azulejos, en la parte más estrecha de la bañera, bajo el chorro de la ducha, notó que Alicia también estaba ya dentro pero aún no sentía su cuerpo inquietantemente cerca, sólo su mano, dibujando con la espuma en su escote, acariciando con delicadeza sublime su cuello, sus labios y su nuca.
Continuará...


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UN AIRE BISEX 4 PARTE












-¿Tus parejas saben que haces esto?- Musitó con un leve hilo de voz.
-Lo saben, pero cuando tengo pareja, ósea un hombre a mi lado no necesito estar con mujeres, no me preguntes la razón, pero es así.-

Alicia bajo sus manos a la vez, enmarcando con el agua que descendía, que liberaba la piel de la espuma, las caderas de Sara. Sintió los labios en su pezón derecho, un suave mordisco que la hizo recordar el comentario sobre los vampiros, deseaba que Alicia fuera una vampira, deseaba que sacara de su cuerpo hasta la última gota de placer. Sus ojos seguían resistiéndose a abrirse, prefería imaginar y sentir a la vez. Una mano en sus pechos, delicada y otra más decidida en su sexo.

-¿No te gusta depilarte?-
Le preguntó mientras separaba sus labios mayores y extendía su lengua hasta alcanzar el clítoris. La invitada gritó, pero se dio cuenta de que sería mejor no exteriorizar lo que sentía, para que nadie de la casa del al lado pudiera oírle. La lengua de Alicia que permanecía arrodillada, se volvió ávida y rápida, azotaba como un diminuto látigo el sexo abierto de Sara, recorriéndolo detenidamente, Sara sujetaba sus labios exponiendo toda su intimidad aumentada por el éxtasis, no podía más, de nuevo sentía que iba a tener un orgasmo y lo presentía multiplicado al anterior.

De repente la lengua de Alicia cesó de moverse sobre su sexo y ésta se incorporó. Quería matarla pero permaneció con los parpados apretados, atenta. Sintió que abría el pequeño armarito que colgaba de la pared, en unos minutos estaba a su lado de nuevo.
-Sara, ponte aquí-
Le dijo mientras la agarraba del brazo y la situaba en el medio de la bañera, recostada levemente sobre la pared.
-Saca la pelvis hacía afuera, Sara, abre bien tus piernas-

No podía pronunciar palabra, el ansia la deshacía, las ganas de retomar el placer recibido. Alicia puso algo en sus manos, una especie de cilindro de plástico, más fino en su final y más grueso en su base.
-¿Qué es esto?- Dijo Sara sorprendida.
-Un tubo de dentífrico, jajá este modelo ya no lo hacen, lo usé un día que me excité al ducharme al no encontrar a mano nada mejor jajá. Está bien lavado, tranquila.-
-Pues parece más otra cosa que un tubo de pasta jajá-
Dijo Sara mientras dejaba que sus manos lo explorarán.

Alicia empezó a rozar con él las zonas más húmedas de su sexo, obligando al tubo a hacer una primera y rápida incursión en la vagina de su amiga, ésta gritó de nuevo sin poder evitarlo.
-Sara, mira, mete una de tus manos por detrás de tu espalda e intenta alcanzar tu ano desde y espera.-
Lo hizo al instante, estaba tan caliente que si le pedía que se introdujera un dedo en el orificio anal, lo haría. Alicia llenó su vagina con el tubo y empezó unos movimientos de subida y bajada con él, sus jadeos ya eran imparables, daba igual quien le oyera, no podía evitarlo.
-Sara, coge tú el tubo con la mano, así, desde atrás y haz lo mismo.-
Nunca se había masturbado así, ni cuando lo hacía en la cama, era tan placentero sentir sus glúteos separados por su brazo, sus dedos rozando su ano mientras sujetaba el tubo y no dejaba de moverlo… su pelvis estaba expuesta y Alicia puso una mano en su espalda, a la altura de su cintura, a modo de respaldo, de repente, sintió que ella maniobraba con algo sobre su clítoris, no podía identificarlo pero los movimientos y el roce con lo que quiera que fuera esta vez sí que la abocaban al orgasmo brutal y no pensaba parar.

Su amiga lo sabía y no dejaba de rozar el clítoris con el mango de un cepillo de pedicura, que estaba estriado en una especie de pequeñas dunas continuas, ya había probado su efecto. Jadeaba sin dejar de meter el tubo en su vagina y su amiga hacia lo mismo con el mango del cepillo, restregándolo en la hendidura abierta, hasta sentir que las piernas de Sara temblaban y querían cerrarse, ella lo impedía con sus dedos, abriendo los labios, pasando el mango de unos diez cms hasta que la otra gritó….
-¡Ya! ¡Ya! ¡Ya! ¡No puedo más quítalo, quítalo! –
Le pidió mientras el orgasmo la recorría hasta la raíz de sus cabellos, dejando caer el tubo al agua, se resbalaba, no podía mantenerse en pie.

No podría precisar el tiempo que permaneció en la bañera, tumbada, no quería salir, no sentía la fuerza necesaria. Alicia sin embargo, salió con rapidez y con las mismas se secó y vistió sin decir palabra.

Al fin salió del cuarto de baño, no sabía que decir.
-Alicia yo… ¡Yo nunca he sentido algo así! - Exclamó.
-Si te digo que lo sé, va a sonar muy presuntuoso… pero lo sé.-
-¿Por qué lo sabes? ¿Cómo puedes…?-
-Me lo han dicho otras mujeres, vi la reacción de sus cuerpos, idéntica al del tuyo.-
-¿Qué va a pasar ahora?- Dijo, alborotándose el cabello húmedo.
-Lo que tú quieras Sara, tenemos dos días por delante…-

Continuará...




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sábado, 27 de junio de 2009

MICHAEL JACKSON FOREVER




LOS GENIOS NUNCA MUEREN,

SU OBRA Y LA HISTORIA SE ENCARGA

DE ELLO.












Se pueden decir muchas cosas de tu persona, tu estela sobrevivirá a tu muerte, tus defectos, tus fracasos... saldrán de ahora en adelante de una manera copiosa, cascadas de manipuladores con todo lo más sucio y truculento de tu vida, tus pocas verdades y las muchas mentiras que no dudo han alimentado a muchas bocas, pero nada podrá silenciar tu genialidad y la virtuosidad de tu voz, tu cuerpo al bailar, movimientos que se imitaron durante años.

Si hay algo que transmite y emociona es la música. Tu música, Michael a mí me dio tantas cosas, fuerza, novedad, alegría, nada de lo que hayas hecho ha podido superar eso, a los genios la humanidad les debe de perdonar todo, ya que has influido en millones de personas... con tu música. Hablan de tus relaciones con los niños, de tus abusos a algunos de ellos, sólo ellos y tú sabéis realmente lo que hubo pero tu generosidad con los desfavorecidos es algo que nadie puede ignorar.

El artista siempre ha estado por encima de tu persona, todo lo que creó tu ingenio musical, pasará por los tiempos y es posible que nadie supere tu cifra de ventas de discos, cds...

Algún día, me gustaría saber TU VERDAD, pero la verdad ya no importa, a mí aún sí, espero que nunca deje de importarme. Tu mejor verdad, es tu música.

Espero que como en mi sueño despierto, puedas tocar con otro genio, MERCURY, así el cielo o el infierno será por siempre un paraíso.

Mis lágrimas cesarán, la vida me engullirá cada día, pero sonarás en mi casa, para no dejarme nunca sola, como tú te debiste sentir entre tanta basura. Mi más sincera admiración te acompañará con otras tantas de aquellos que tuvimos el placer de crecer con tus letras.









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miércoles, 10 de junio de 2009

GENTE GÉLIDA








Adiós... seres que tanto amé,

es hora de ser anónimos.





Me canso de vestirme con la mejor sonrisa, ya no basta con abrir la ventana del optimismo cada amanecer. Nunca te devuelven la mirada cálida, me estoy hartando de los silencios elocuentes, de la indiferencia que condena mis sentimientos al olvido. Es tan estéril ser amable, amar por amor, querer por querer, es tan simple que pareces invisible por más que saltes agitando las manos, no te ven, no te quieren ver. ¿Cuánto dura la paciencia? ¿Cuánta paciencia es necesaria? Una de mis frases favoritas... "No dejes tus nudillos en una puerta que nunca se abrirá". Y pese a ello, sientes que haces mal si olvidas, que haces lo incorrecto si coges la maleta y marchas. Nunca me quedé a esperar que el agua me llegara al cuello, nunca arrastré mi vida sin sentido, no recuerdo perder mi tiempo en quien no quería perderlo conmigo a no ser con un motivo muy importante e ineludible.

Y cuando no sabes qué haces mal, cuando no tienes la sensación de estar actuando con mala fe y pese a ello, queda el sabor amargo de una mala mirada que te condena. Aprendí a base de golpes que no se puede contentar a todos, que nadie va a mirar por mí misma más que yo, pero no he aprendido a que los demás se busquen la vida y miren por sí mismos. No aprendí que no se puede creer todo...

Sé que el fallo es mío. Aquella amistad que cuidé con mimo y me abandonó en el tiempo, aquel amor que amé más que a mi vida y que es incapaz de preguntar... ¿Cómo estás? Gente gélida, gente que no me interesa ni me conviene, seres que no pierden un minuto en mí cuando yo perdí días... horas. Hay que cambiar la pancarta de inicio, resolver que cada uno se busque la vida y si va a mi paso... me quedo y si va delante o toma otro rumbo... adiós.

Adiós a esa amiga que no supo devolverme la confianza que le tuve. Adiós a aquella que consolé horas por teléfono y estando yo en la misma situación me devolvió un email al cabo de los días. Adiós a aquella sangre que no parece la mía. Adiós a aquel amor que no me amó ni la milésima parte de lo que le amé. Adiós a aquel amigo que no es tal y no agradece ni una felicitación de cumpleaños.

Me quedo con esos amigos que apenas veo pero que cuando hablamos, me siento feliz. Me quedo con mis peces, aunque sólo me quieren por la comida. Me quedo con mis plantas que me regalan cada día el verdor de sus hojas, recordándome que la felicidad existe en apenas unas moléculas perdidas. Me quedo con el humor del mejor amigo que tengo. Me quedo con las palabras de ese forero que tanto admiro. Me quedo con la música que nunca me traiciona. Me quedo con las pinturas que no dejan de emocionarme por más vistazos que les eche. Me quedo con la chispa de esa mujer que desconozco y que sin embargo conozco tanto. Me quedo con el amor que siento por mi madre aunque nunca podré demostrárselo como quisiera. Me quedo con el crecimiento de mis hijos y sus vuelos iníciales. Me quedo conmigo.

Me quedo con la vida. Adiós gente gélida.





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