jueves, 31 de diciembre de 2009

UNA ILUSIÓN ROTA... UNA ILUSIÓN NUEVA




Nada parará su avance.









Cuando regresen, entrarán a su habitación esperando que ya esté arreglado... pero no será así y no sé cómo explicárselo.

Tampoco como les diré que desapareciste sin dejar rastro, que llevaban muchísima razón cuando hace días me decían que los adultos complicamos mucho las cosas.

No sé aún que palabras coger para que no se decepcionen en exceso, ¿Pero como hago para hacer que crean en las personas cuando yo ya no creo? ¿Cómo les digo que hay palabras que se dicen a la ligera y sin nada tangible que las respalde? Si nuestra situación fuera otra, nada de esto habría pasado, no me tendría que agarrar a cualquier zalamería vana, cuando estas cosas se arreglan con dinero... pero no hay dinero. No me vería obligada a arriesgar sus ilusiones, para que pase esto, hoy se les romperá esta ilusión pero les daré otras... y otras, de la manera que sea, conseguiré que tengan lo que hoy no tienen.

No quiero que a edad tan temprana pierdan la fe, quiero que aún no sepan lo que la vida depara, seguramente, ellos tendrán mejores experiencias que yo y por eso lucharé siempre, por que se relacionen, acepten a los demás como son y piensen que si alguna persona los ignora u olvida... no pasa nada, hay que seguir viviendo, lo importante son ellos.

Así que esta noche, última del año 2009, los tres cenaremos y nos reiremos de todo, porque nos queremos y nos tenemos los unos a los otros, estamos sanos y somos capaces de superar... todo.


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miércoles, 30 de diciembre de 2009

INDIVIDUOS





FUE INEVITABLE.












Fue inevitable:
el efecto del espejismo
me atrapó, subyugada
por un falso encantamiento...
vislumbré fastuosos castillos
donde no había más que ruinas.

Divisé hombres, de cerca
sólo hallé individuos,
de su talla humana...
algunos sólo tenían dinero,
los menos ofrecían caricias efímeras,
otros carecían de todo.

Se pierde como agua
derramada, la amistad,
se olvidan apresuradamente,
palabras de amor encendido...
se evapora la fe entregada
y la confianza depositada, cesa.


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SIN DEJAR RASTRO

¿Quién puede saber por qué actúan de una determinada manera las personas?
No sé pese a lo repetitivo, aún no sé la razón.
En cualquier caso... siempre espero el viento de cara, aguanto estoicamente en el páramo donde
pasan, descansan y de donde parten... sin un adiós.













Sin dejar rastro... marcaste huella.











Sigilosamente me alcanzaste,
supiste de mí y yo de ti... apenas.
hoy no sé ni tu nombre,
entraste en mi pequeña morada
y ni sé dónde vivías.

Entre besos dominantes,
sobre los cuerpos ardientes,
con la prisa de ávidos dedos
apreté mis labios buscando melodías,
derramaste copas blancas.

Una despedida que va a ser eterna,
olvido instantáneo que mandas
imperar sobre todo y sobre mí,
sin dejar rastro...
pero dejando una dolorosa huella.



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lunes, 28 de diciembre de 2009

EL RECUERDO VUELVE CONTIGO (A J......)



He entrado en el Messenger como te prometí, he visto que estabas desconectada pero a cambio he podido ver una imagen que no se me va de la memoria.

La tengo marcada a fuego, por muchos años que dure, nunca olvidaré el momento en que te conocí, nuestro primer beso, y como introduje mi mano por debajo de tu blusa azul y alcancé a tocar esos dos montes de placer... jamás se me olvidará como los tocaba, como un niño toca sus juguetes de la noche de reyes, como presumías de cómo te flotaban en el jacuzzi, como te subías encima y veía ese balanceo...

Aún pienso que todo fue un sueño o quizás mejor que fuimos actores de un cuento, como el que tú te inventaste cuando estábamos en tu cama y yo te poseía por detrás y sujetaba el balanceo de tus pechos hasta que echaste a reír... Esa risa, cuanto añoro esa risa, cierro los ojos y te veo riendo, moviendo la mano y mordiéndote con suavidad tu dedo, cuantos recuerdos.

Muchas gracias... Gracias por esos momentos que me regalaste, por hacerme subir a la gloria y por enseñarme que la imaginación es el mayor afrodisíaco, pero gracias a ti, no tengo que imaginarme nada, solo cerrar los ojos y recordar, recordar, recordar.

Soy consciente que jamás volveré a tener tu cuerpo entre mis manos, a tocarte los pechos, acariciarte el pelo, a comerte a mordisquitos los pezones, a tenerte encima, ni debajo, pero déjame soñar... Solo te pido un favor, que no tienes por qué concederme, solo te pido verte de vez en cuando, charlar, tomar un café, poderte desear lo mejor y darte dos besos como buenos amigos. Se que quizás soy egoísta y pido mucho, sé que mi cabeza siempre manda sobre el corazón y sé que es mi cabeza la que lucha contra él y de haber ganado siempre no estaría escribiéndote.

Te deseo lo mejor para ti y que el año que viene seamos un poco más ricos, porque alguien dijo que la riqueza del hombre se mide por sus amigos, así que quiero darte las gracias por ser parte de mi fortuna. Besos tu amigo .......






He leído varias veces tu correo. Me hacía falta hoy algo así, así que te lo agradezco y espero que no sea una inocentada. De todo lo que tú me dices... yo más.

Hubiera firmado un pacto con el diablo cuando te conocí, para haber perdido unos años hasta llegar a tu edad y ser, la chica que yo pensé te merecías. Luego, me di cuenta que de haber tenido tu edad no me habrías hecho ni caso, muy probablemente.

Tú sí que eras el sueño que cualquier mujer pueda desear, yo tampoco he olvidado absolutamente nada de nuestros encuentros, era yo la envidiada y no tú. Eras como un ángel, con esos cabellos rubios, esos labios carnosos que sabían llenarme de tanta pasión que jamás he podido olvidar y que he buscado en otros labios... esa manera de amar, de acariciar, de hacerme sentir deseada hasta el último momento.

Y me halaga, que hoy pasados varios años aún me escribas, cuando puedes tener a la mujer que se te antoje, yo sé que a tu paso, volverán la cabeza, te observarán como yo lo hacía, pensando que no eras más que el producto de mi imaginación. Era yo quien tenía que agradecer que llegaras a mi vida, de alguna manera me diste la seguridad y la felicidad que necesitaba... pero era imposible no enamorarse de ti, resistirse a tu encanto y no pensarte a todas horas, llegaste a ser una amarga tortura.

No pude evitar amarte, no pude, pese a tu juventud te mostrabas tan maduro, lo tenías todo y me lo diste a mí en aquellos encuentros nocturnos y fugaces, eso fue el mejor regalo y el peor veneno. Tardé en tenerte distante de mi corazón pero nunca de mi memoria, jamás. De igual manera, siempre fui consciente que era algo imposible, no sólo te amé, también te quería y por ello no habría intentado llegar más lejos de lo que llegamos.

Amantes, amantes que vivieron algo hermoso, puntual, gratificante. Y créeme que si hay hombres que recuerdo, estás entre ellos, seguramente entre los primeros. Porque me diste algo que yo ya no podía tener, tu juventud, la tersura de tu piel, tu vigor, la pasión que no sabe esperar, que no piensa... el brío juvenil.

Así que la deuda es mía y no tuya... es mía y hasta el fin de mis días.


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DEBE SER VERDAD





La crueldad me visita con distintos rostros,
debo pagar lo que he hecho no sólo en esta
vida, también en algunas más...
pero no creo tener tantas cuentas
que saldar, no lo creo.







Debe ser verdad que no soy buena persona,

Que no tengo buen fondo,

Mi corazón es oscuro y retorcido,

Mi alma negra… negra.


No soy excelente mamá, debe ser verdad,

Hija ejemplar y abnegada,

Hermana amiga y cariñosa.


Debe ser verdad que no he sido amiga fiel y leal,

Amante entregada, enamorada,

Conocida amable y simpática,

Vecina solícita y servicial.


Pero yo sé que no lo es, no es verdad,

Sólo hay dos realidades,

Una total, no soy una hija ejemplar…

La otra sería mejor madre, pero cometo errores,

Estos son los únicos tormentos que me afligen.


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DEFUNCION DE LA FE Y LA ESPERANZA



Hoy, día de los Santos inocentes...
quiero que me saquen de esta lista
que no engroso por santa,
sino por inocente.

























Arrastro por mi tortuoso camino de existencia, cualquier resquicio, paquete o regalo recibido.

Años de niñez llenos de sencillez y estrecheces que no aprecié como tales, de aventuras que parecían tan enormes siendo tan pequeñas, caritas infantiles que ocupaban tantas horas de sueños y juegos, tantos cuentos no leídos, tantos castillos imaginados…

Años de juventud llenos de fuerza e ímpetu a la par que de desconocimiento del código salvaje de las relaciones humanas, sensualidad exhibida y cariño suplicado, cacerías donde cazaba y persecuciones donde era la presa a abatir…

Años treinta, de relativa y aparente felicidad conyugal y éxito profesional, viajes veraniegos donde llenar la retina del verde norteño, rutina, distanciamiento…

Años treinta y tantos, maternidad y libertad ansiada, conseguida a un alto precio, tranquilidad y risas infantiles que no quedaron mudas por una mala convivencia matrimonial, estrecheces económicas, ausencia de caprichos…

Años cuarenta, batiburrillo de amores importantes, de decepciones superables, de soledad elegida, de aislamiento obligado, de esperanza renovada y de fe perdida, de monedero escaso de monedas…

Asisto serena y complacida a la defunción de mi fe y al óbito de mi esperanza, creo que ya no perderé más mi aliento por llevar a las urgencias de los espíritus a estas dos señoras, falsas y embaucadoras que me han llevado al abismo existencial del que no veo como salir… aunque sé que saldré. Dejaré que exhalen su último aliento, echaré sobre ellas toda la tierra estéril que me vendieron como fértil, fútil negocio que nunca debí aceptar, todas las flores que quedaron marchitas en tantos rincones olvidados, en los recovecos de mi ser. Por ellas, fue por ellas que florecieron jardines engañosos en mi alma, fue por ellas que el amor pasó por ser real ante mi corazón y no el simple espejismo que fue. Por estas dos nefastas damas tan alabadas por la humanidad y tan nombradas, dejé las puertas de mi casa abiertas infinidad de ocasiones, así como abrí mis brazos y mi corazón a viajeros que decían llevar en sus maletas la dulce y plácida amistad cuando no llevaban nada, amor intenso y fiel, nunca llevaban nada… pero todas las veces lo parecía.

Fue por ellas que una y otra vez, creí, confié... ya no estarán.



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sábado, 26 de diciembre de 2009

BOLSILLOS ROTOS

Me ha dado por mirar atrás y rescatar del recuerdo una morbosa experiencia, siempre he creído que no se podían controlar los sucesos que nos acontecen, sales de casa una tarde con unos propósitos y cuando regresas has vivido situaciones que no habías imaginado ni remotamente.





Eso sucedió una tarde de san Isidro, hace muchos años, cuando tenía unos cuantos menos, dieciocho años y virgen, desconfiada y soñadora, tímida y ardiente, así era en aquella época. En aquellos años era difícil disponer de ciertas prendas, los tanga sólo los usaban las mujeres de mala vida, así que para presumir de un redondo trasero, que no tuviera marcas apreciables con el vaquero tan ajustado que me lo tenía que abrochar y subir su cremallera acostada en la cama, simplemente no usaba bragas, aún más, recortaba los bolsillos para que ni ellos evitaran ver mi cuerpo sensual y sexy.


Salía con un ayudante de cocina más aficionado a la bebida y los porros que a las mujeres y el sexo, fui yo quien le pidió salir y pagué por ello, fue un tremendo error que me hizo sufrir mucho. Después de unos meses escasos en que era yo quien le llamaba y quien pagaba casi todo en nuestras salidas, ya que sólo su sueldo mantenía a su familia, me dijo que lo dejábamos, pero el cabrón me lo dijo a mí, solo a mí, no a sus amigos, así que sin yo saberlo, para ellos seguía siendo la novia intocable, aunque eso sí, me comían con los ojos cada vez que nos juntábamos.


Era una chica con un físico generoso en curvas, mi pecho destacaba por su exuberante tamaño y yo explotaba esta circunstancia, usando jerséis de perlé que marcaban mis dos encantos, así como ajustando mi cintura que era estrecha. Usaba camisas que anudaba en vez de usar sus botones, en fin que sé que provocaba, sí lo sé, lo hacía consciente, pero sólo insinuaba más que mostraba.


Aquella tarde resultó soleada y calurosa, no llevaba más que mis vaqueros negros y una camisa estampada en tonos azules y dibujos de aquella temporada, un botón de más o de menos, según se mire, desabrochado, que sólo al inclinarme dejaba ver mis senos fugazmente. Ya que me podía considerar soltera y sin compromiso, estaba dispuesta a tener “algo” con el amigo de mi ex que más me gustaba. Más que guapo tenía cara graciosilla y era muy, muy amable conmigo, alto y espigado, a mí me ponía, vamos que sí.








Y nada más vernos, - aunque había más gente de la panda, incluido mi novio, que ya no lo era, pero que aparentemente lo seguía siendo – dejó claro que quería “Tema”. Su mirada me quemaba, sus azules ojos posados en mi escote, sentía que hablaban como sólo hablan cuando a su dueño le invade el deseo.


En un determinado momento, yendo ya mi ex algo cargadito, su amigo por una tontería le dijo: - Dale, dale bien… - Busqué sus ojos y ya no me quedó duda, estaba más que receptivo para lo que unas horas más tarde iba a suceder. Reconozco que estaba muy excitada, aquel día dejé en casa mi timidez y me dije que iba a ir a por todas.


En pleno auge de la movida madrileña, aquel día había concierto en el paseo de Camoens. Nos encaminamos hacía el parque del Oeste para hacer tiempo y nada más adentrarnos en él… mi ex se extravió del grupo, le perdí de vista, ya iba de porros y cerveza bien servido así que me preocupé, pese a que ya no tenía nada con él, era consciente de que tenía un problema serio con la bebida y que ni él ni sus padres lo querían reconocer. Pero sus amigos me dijeron que ya aparecería y seguimos andando hacía la zona donde estaba el escenario, para estar cerca y ver mejor la actuación. El gentío joven fue acudiendo y en poco rato estaba la zona ya completita y el ruido de los coros improvisados denotaban la impaciencia porque aparecieran los artistas, en este caso “Ñu” y otro grupo “heavy” de telonero. Yo iba entre las chicas pero no dejaba de gastar bromas al chico que había puesto en mi punto de mira, que tampoco se cortaba; él me seguía el rollo y no me lo podía creer, pero sabía que mal se tendría que poner la cosa para no acabar rozándome con él. Y roce hubo, ya te digo que hubo.


El grupo apareció y su música cañera calentó aún más el ambiente, no me gustaban las aglomeraciones y me sentía un poco asustada hasta que le sentí detrás de mí, rodeada por ambos lados por otras amigas, me daba un poco corte que pudieran darse cuenta de algo pero cuando se arrimó lo suficiente… dije, “Pasando de ellas”. Se arrimó y me arrimé, como era más alto que yo, empecé a notar un algo duro a la altura de mi cintura y supe que estaba pero como estaba él también, calientes ambos, nos apretamos intentando que no se notara, como había más personas quise creer que no se apreciaba nada, más que lo que ambos notábamos.


Casi confundidos el uno con el otro, ya era difícil contenernos más, me susurró al oído que nos marcháramos pero no me atreví, en cambio decidí meter unos cuantos grados más de subidón. Llevé sus manos a mis bolsillos, no entendía bien que pretendía hasta que las empujé dentro… y descubrió que no existían los bolsillos y en vez de tela se encontraron la piel de la parte alta mis muslos, fue brutal su respuesta. Sus manos se deslizaron ávidas hacía abajo y hacía el centro y al llevar al vello de mi pubis creí que acabaría eyaculando en mi espalda. Contenidos a duras penas por la situación, él no pudo más y abriendo mi sexo con ambas manos, siempre introducidas en los falsos bolsillos de mi ceñido vaquero, me alzaba y me embestía a la vez que de manera salvaje intentaba llegar a la entrada de mi vagina con sus largos dedos, pero para ello me habría destrozado el pantalón. Yo también estaba bordeando el éxtasis, nunca había sentido un morbo similar, la excitación nos superaba y estaba tan mojada que le hice caso y nos apartamos discretamente hasta desaparecer entre los árboles alejándonos de la concurrencia.


Cuando pensamos que la distancia era adecuada, se tumbó en el suelo y me suplicó con la voz entre cortada que hiciera con él lo que quisiera. De repente me vi con el chico que tanto deseaba a mi disposición y me llené de pánico, era virgen, nunca había intimado con un chico y la única vez que había visto hombres desnudos era en las pequeñas revistas porno que una tía se traía de sus viajes a Alemania, escondidas en cojines y que mi prima mayor, nos enseñaba a su hermana y a mí, para que supiéramos lo que había.


Así que me invadió la indecisión y el miedo de la inexperiencia… y aunque parezca increíble, me fui, me fui sin tan siquiera habernos besado, nada, sólo me atreví a pasar la mano sobre su abultada bragueta mientras permanecía tendido entre la hierba y me di cuenta que allí había un miembro viril bastante largo, más miedo aún, aún peor cuando los fuegos artificiales iluminaron el parque y vi que había muchas parejas en la misma faena que nosotros.


Ya apenas una llamada días después, por mi parte, que fue corta por la suya y que dio por culminada la experiencia tan altamente morbosa como de fin decepcionante. No hemos vuelto a vernos jamás y rememoro a menudo aquella tarde calurosa de san Isidro… preguntándome si él guarda celosamente su recuerdo… como lo hago yo.



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jueves, 24 de diciembre de 2009

TE VAS... 2009




Este año se llevó muchas cosas que adoraba, alguien quiso dejarme sin mis más profundas ilusiones, alguien se llevo la ilusión que me mantenía en la esperanza, ambos me querían... pero ninguno me amaba. Pero siempre queda algo en mi granero, cuando no aparecen gentes de gran corazón que me dan en un día lo que no me dieron en años, que me ayudan en mis vicisitudes económicas. Las decepciones se diluyen y no negrean mi alegría, por el contrario las pequeñas satisfacciones cuajan de lucecitas mi pequeño firmamento y cuando quedan pocos días para despedir este año, aún vivo...

Este año tuve la mejor pareja de mi vida, tan efímera como inolvidable, también tuve que renunciar al amor más adorado, más pensado, más ansiado. Dos amores y de ambos no queda nada más que el recuerdo que no dejaré que me machaque.

Vivo con la pena de mi sangre perdida, ya sé que irrecuperable, respiro con la bendición de las vidas de mi sangre, esencias de mis entrañas que todo lo llenan, que me roban el alma con sus miradas, eso es más que suficiente para vivir un año más.

En este universo diminuto tengo el amigo para siempre y los que brillan a distancia geográfica, la fuerza de mi ser que aguantará lo que el destino me depare, amigos recién llegados que se hacen un hueco, tengo la madre universal que me tiende su voz a medio gas cada día, espero que por mucho tiempo.

La música que me deleita y la musa que según le viene en gana me inspira para escribir. La historia para desgranarla y dejar que me empape de su experiencia apasionante. Y de vez en cuando, la luna, que tanto me gusta contemplar desde mi ventana, incansable, cautiva de su luz.

Tengo tanto... que nadie se atreva a decir que no tengo nada.




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SEMPITERNA VAGUEDAD



MAREMÁGNUM DE SENSACIONES,


UN REMOLINO DE PENSAMIENTOS


QUE ME MORTIFICAN,


COQUETEO CON LA OSCURIDAD


Y ME PONGO A SALVO DE LA LUZ DIURNA,


NO SOPORTO LA FRIALDAD HUMANA,


SU INTENSA FORTALEZA,


GOLPEANDO MI DESNUDO CORAZÓN


EN ESTA SEMPITERNA VAGUEDAD,


ESTE PASEO POR LA NADA,


BUSCO LA NEGRURA Y ME AVENTURO


ESPERANDO QUE ME ENGULLA,


DESEO LA SOLEDAD MÁS ABSOLUTA.


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domingo, 13 de diciembre de 2009

GUERRA DE ROCES Y VAIVENES


BESOS... VOLVER A MÍ.






Bajo las alas de tu otoño
me guarecí de los vacíos del amor,
un lecho de experiencias donde tender
este corazón lleno de arañazos,
vislumbré y busqué descanso, sanación,
humilde confort para mi ser.

Los años no cuentan ya,
el calendario paró en el día cero,
las arrugas se afinan y la piel se tensa,
cuando conectan las sensaciones,
los labios se observan inquietos y ardientes
y las miradas tímidas se besan sin rubor.

Y los tejidos caen en cadena,
la avidez apremia los dedos con impaciencia
nos falta el tiempo apasionado,
no sobra el aire cuajado de suspiros,
de gemidos y sonidos de sexos
en una guerra de roces y vaivenes.





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martes, 8 de diciembre de 2009

SECUENCIA DE ALMAS LACERADAS

La vida engulle la extensa

secuencia de almas laceradas,

luchan por aguantar
y emerger sobre el dolor,
se sobreponen a la traición,
a las patadas de los hirientes.

La entrega desmedida y el amor
menospreciados en una continua
muestra de desdén y desapego,
esfuman anhelados sueños,
mutilan tantos labios dulces,
extinguen cualquier humilde deseo.

Solo la fuerza del interior,
expande los pulmones del alma
y exhala la débil esperanza,
aparta la insensibilidad de hielo,
alcanza en el lejano firmamento
la llama que nunca deja de iluminar...




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NO EXISTE.





Llegó el momento de dejar de correr tras los globos de colores, las olorosas flores no son eternas, hay que atenerse a lo real y convencerse que el unicornio sagrado y el mirlo blanco no son más que creaciones de la mente humana para leyendas fantásticas. Hay que bajar el listón de las expectativas respecto al personal que aparece en el horizonte, creé vestimentas que nunca podrán llevar, ideé caricias que nunca entregaré, besos que nunca sellaré en otros labios. Imaginé cualidades que son quimeras inalcanzables en un sólo ser humano, alguna, suelta, perdida entre los genes... el único vestigio para no perder la esperanza. Nací demasiado ingenua, crecí en exceso idealista y envejezco siendo muy ilusa.

Pero si fuera posible que a mi solitaria orilla no arribaran gañanes de medio pelo, mentirosos convulsivos y traidores de baja catadura; si fuera posible que alguna vez, un ser humano y mortal que se cubra únicamente de simplezas, de algo natural... naufrague junto a mi desvencijado espíritu... vivir todavía tendría más sentido.

Cada vez me adentro más en la espesa frondosidad de mi isla, por momentos lo único que me satisface es estar sola, me guardo con cobardía para no sufrir más heridas, honestamente, creo que no me las merezco. Sólo el consuelo del dolor de tantos seres humanos que no se merecen tantas penurias me abriga. Yo... ¿cómo quejarme?




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lunes, 7 de diciembre de 2009

VISITANTES DE DORMITORIO
















Resiste... espera, se marchará.









Hace dos días volví a sentirlo, sentirle… sentirles, cómo saber qué o quiénes son.

Sus primeras visitas se remontan a muchos años atrás, concretamente dieciocho. Mi padre, de tan sólo cincuenta y nueve, había fallecido tras varias semanas de padecimiento en las que ya no pudimos comunicarnos más con él, porque no recuperó la consciencia. Su muerte, fue para mí un asesinato anunciado, aunque pasó a la historia hospitalaria como una muerte tras una enfermedad, pero detrás de todo estaba un hombre que fue abandonado por los facultativos que le atendían desde su ingreso en el hospital. Lo que se llama vulgarmente un atranco intestinal, tras once días de permanecía en el centro médico, bajo la supervisión de un cirujano que me dijo en mi cara…: “Es posible que sea cáncer, pero me puedo permitir el lujo de esperar…” se trasformó en cuatro perforaciones de intestinos… cuatro peritonitis, cuatro boquetes mortales de los que ya no pudo recuperarse, ni con su fortaleza, ni con dos operaciones a vida o muerte, diálisis… y los muchos esfuerzos de los médicos de la UCI que reconocían que era imposible que se dieran estas circunstancias en un paciente que llevaba once días ingresado. El miserable cirujano que aún vive… firmó en su informe que mi padre se negó a operarse, algo totalmente falso, a ningún familiar le comunicó esta negativa de mi padre.

Fue a los pocos días de haber fallecido mi padre que empecé a sufrir por las noches “Algo” que no supe como identificar. Mis primeros pensamientos se encaminaron a él; llegué a creer que mi progenitor, mejor dicho su espíritu o su espectro, acudía cada noche a torturarme por no haber vengado su injusto óbito.

Mi padre era un hombre pasional y vehemente, decía cuando en la televisión comunicaban algún caso de errores médicos y similares en los noticiarios, que si a algún hijo suyo le sucediera, él mataría al médico. Le escuchábamos, convencidos de que lo haría; por eso, cuando falleció, al sufrir por las noches aquellos sucesos cuando menos terroríficos, pensé que era él, enfadado conmigo, que era su manera de decirme que no estaba haciendo lo que él habría hecho en mi lugar.

Llevaba poco casada, mi marido en las noches que esto me sucedía, una tras otra, jamás se enteró de nada ni notó nada que no fuera causado por mí, es decir, le despertaba sobresaltada y le contaba lo que sentía aterrorizada y llorosa.

Casi que evitaba acostarme, pero tenía que hacerlo, la llegada de la noche era el paso al miedo y la angustia, un terror supremo. Ya en la cama, intentaba convencerme que esa noche no pasaría como las anteriores, entraba en los brazos de Morfeo y el despertar sin saber bien qué hora era no tardaba en llegar, porque en efecto, despertaba, no era un mal sueño ni una horripilante pesadilla, “Aquello” me despertaba…

“Aquello” venía precedido de una ligera presión a los pies de la cama, nunca podré explicar cómo sentía que algo iba avanzando por el lecho, siempre desde atrás, un tacto apenas perceptible, subía hacia mí y lo siguiente que notaba y de qué manera, era una presión tremenda sobre mi cuello, mi cabeza y la paralización total de mi cuerpo. Jamás seré capaz de aventurar cuanto tiempo duraba este proceso, pero sí que se me hacia interminable y eterno, me asfixiaba, no podía respirar, sentía literalmente aplastado mi cráneo contra la almohada y aquello que ejecutaba esta acción era invisible a mis ojos. Un terror indescriptible me invadía por completo.

Así fueron varios meses, cada vez que caía el día pensaba que no lo soportaría una vez más, en ocasiones era más leve, las pocas, me refiero a la sensación de la presión que ejercía sobre mí contra la cama, siempre sabía cuando ya estaba presente y era igualmente interminable cada momento de aquellos. La sensación de quedarse sin oxígeno es algo que no se puede olvidar. No puedo asegurar que en aquella etapa pudiera visionar algo de esto que se llama popularmente “Visitante de dormitorio”, pero quiero recordar que ya por entonces en el espacio notaba una leve nube, difuminada y negruzca.

En el trascurrir de los días, aprendí a relajarme, a esperar, a intentar controlar mi enorme miedo, ya sabía que no me podría mover mientras esa sensación o espectro estaba presente sobre mí, así que lo asumía, el impedimento para respirar nunca llegaba a poner en peligro mi vida.

Tras la desaparición de mi padre, mi único fin era saber que estaba bien, la muerte tiene esta terrible consecuencia que todos en mayor o menor medida conocemos y hemos experimentado por desgracia. Nuestros muertos jamás regresan y no es posible saber más de ellos; cada noche mentalmente hablaba con él, le pedía una señal, sólo saber que estaba bien, necesitaba saber que aceptaba que no atentáramos contra la vida del cirujano que lo abandonó hasta que ya fue tarde. Mis monólogos mentales y los terribles momentos que “Aquello” me hacía padecer fueron en las horas nocturnas, algo paralelo.

Una noche, soñé. Mi padre se presentó mientras estaba mi negocio con una bolsita de pesetas, sonriente, vestido con el mismo traje que lucía el día de mi boda, se plantó ante mí, delante del mostrador y me dijo: “Estoy bien, hija estoy bien” . El motivo por el que llevaba una bolsita con pesetas era porque me hacía falta mucho cambio menudo en mi tienda y él me surtía de las monedas que conseguía en su propio trabajo.

A partir de ese día… “Aquello” desapareció de mis noches. Pensé que mi padre había acabado con aquella presencia apareciendo en mi sueño. Sorprendentemente, aquella noche mi madre también soñó con él, le dijo las mismas palabras que a mí e iba vestido de la misma manera en que se me apareció.

Pero a posteriori, años después, estando ya divorciada… “Aquello” volvió a mí. Entonces pensé que la vinculación con mi padre tal vez no era tal. Ya no era algo que se sucedía cada noche, su presencia se tornó intermitente, lo que no cambió y se acentuó fue que incluso pocas horas antes de acostarme ya sabía que ocurriría.

La novedad es que había varias presencias, máximo tres, no se puede describir la especie de maraña negra, ligeramente transparente que se situaba a metro y medio del suelo a un lado, muy cerca de mí. Ya no se limitaba a ascender desde los pies de mi cama, causando la sensación de un cuerpo que se posaba sobre las sabanas apoyado en las extremidades, también se mostraba, se hacía visible.

El miedo retornó a mí cuando ya lo había olvidado, nuevamente la asfixia, la terrible presión… pero lo que sí que permaneció memorizado en mi cerebro fue la aceptación del hecho y recordar que no debía ni luchar ni angustiarme. Me limitaba a esperar que cesara. No puedo precisar cuánto tiempo volvió a ocurrir, meses, no sé cuantos, hasta que una noche no apareció... ni la siguiente… ni las sucesivas, fue algo así como superar paulatinamente una larga convalecencia.

Llego un día en que alguien a quien se lo comenté, supo de que hablaba; saber que no era fruto de mis miedos o la imaginación producía una paz… reconfortante. Y cuando describes estos hechos y alguien te dice: “¡Exactamente eso me pasa a mí!” Ya no hay como describirlo, esa persona reconoce todos los pasos de esta angustiosa experiencia que has vivido, no sabes qué decir.

Pero hace dos noches… regresó. Me desperté y ya me había poseído, la paralización era total y simplemente dije para mí: “Espera a que se vaya… espera a que se vaya…”


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sábado, 5 de diciembre de 2009

PORO TRAS PORO







No se puede frenar el deseo...









Nos envuelve la madrugada

y aún recibo frescos y húmedos

tus besos de humo blanco,

es como niebla ardiente, redentora,

vaho mortal y apasionado,

que me sujeta a los filos de tus labios,

mientras con destreza resbalas por mi piel.



Universo de sabanas revueltas,

recibiendo tímidos rayos de sol,

todavía tus empujes me transportan,

a la luna recién dormida,

me sumerges y me impregnas

en ese espacio largamente deseado,

donde juega con ambos la lascivia.



Tus dedos de seda me persiguen,

presión de cabriolas perfectas, medidas,

desgranando poro tras poro

mi curtida anatomía,

hasta que estalla mi boca

y de su hondura afloran

un desorden de locos gemidos.



Tras una cascada de temblores,

en mis dobles redondeces

acuno y celo tu karma divino,

con una brisa de aromas corpóreos

y sudores desatados, nos

sorprende silenciosa la mañana.

No puedo más,

¡Déjame! No… ¡No me dejes!


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DEMONIOS IMPUROS




Demonios impuros me atormentan,

una vez más… otra vez,


me marcan con la cruz del engaño,


vileza que no soporto, que no perdono.



Con los años que ya cumplen mis carnes,


aún no los reconozco.


¿Por qué sigo abriendo mis puertas


a seres tan oscuros?



Sé que el culpable está en mí,


¿Cuándo despediré al fin y para siempre


este guardián tan ingenuo?


¿Escarmentará el que late en mi pecho?



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