Demonios impuros me atormentan,
una vez más… otra vez,
me marcan con la cruz del engaño,
vileza que no soporto, que no perdono.
Con los años que ya cumplen mis carnes,
aún no los reconozco.
¿Por qué sigo abriendo mis puertas
a seres tan oscuros?
Sé que el culpable está en mí,
¿Cuándo despediré al fin y para siempre
este guardián tan ingenuo?
¿Escarmentará el que late en mi pecho?
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