Mi admirado José Hierro expresó que escribir es un oficio. Efectivamente, la técnica es necesaria y yo carezco de ella, escribo de manera aleatoria y guiada por mi instinto y el corazón, básicamente escribo con la sangre que brota en cada sentimiento y sensación que tengo.
Mi letras no siguen una pauta, no tienen esqueleto ni una construcción estudiada, esa es mi carencia, entre algunas más que sólo una persona entendida me podría indicar, yo las desconozco.
Mi fin es que el lector sienta que se abre un hueco en su mente, una ventana amplia por donde su imaginación echará a volar guiado por mí, trazaré el camino, yo le pondré ante los ojos los personajes y la situaciones con la misma precisión que Van gogh mostraba en el lienzo su habitación, eso pretendo, que el lector no se pierda como me ha pasado a mí más de una vez al leer algunos párrafos.
Pero sobre todo, que sienta, que mis poesías le transmiten sentimiento, que mis relatos le lleven a galope o a nado por la trama que yo he diseñado, que se le inunden los ojos de lágrimas o el corazón de rabia, pero que no se quede insensible después de leerme.
Eso espero humildemente, que disfruten.

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