sábado, 27 de febrero de 2010

AL RESGUARDO DE UN ÁLAMO





Sobraba todo...









Dos tazas de café vacías dieron comienzo al paseo que nos llevó al parque, me dejé guiar mientras la abrazaba, acariciaba sus hombros y sus mejillas, me contaba sus aventuras, desgranando un rosario de hombres que ocuparon breves espacios en su vida, apenas escuchaba sus palabras, loco por llegar a algún lugar apartado para dejar de contener todo el deseo que me provocaba, no podía dejar de mimarla.

El suelo del parque era una esponja de tierra y agua, el sendero que escogimos, estaba salteado de pequeños charcos que íbamos esquivando a duras penas sin dejar de caminar abrazados, su perfume me engatusaba con su aroma penetrante, sus cabellos ondulados acariciaban mi rostro cuando la brisa los alzaba, su cuerpo, bien cobijado bajo un largo abrigo de paño verdoso se pegaba al mío mientras sus ojos impacientes buscaban el sitio idóneo para dar rienda suelta a la pasión que nos apremiaba.

Unos pocos viandantes solitarios deambulaban por los parajes más cercanos, ancianos que hacían su paseo matinal, algún joven que paseaba el perro… pero a ella le inquietaba que nos observaran, nerviosa no encontraba sitio que le pareciera ni cómodo ni discreto. Sé que ambos nos sentíamos como adolescentes que buscaban besarse por primera vez, como si no tuviéramos ya más de cuarenta años ni suficiente experiencia como para no importarnos nada, pero sé que era su barrio, tal vez en cualquier otro parque no habría dado tantas vueltas.

Conseguí que uno de los álamos que jalonaba la vereda le pareciera por fin el sitio adecuado, más que nada con la lluvia caída seguir avanzando más adentro del parque suponía embarrarnos y no quiso a su pesar buscar un lugar más apartado. Me apoyó en el tronco y ávida me besó largamente, sus gestos rezumaban pasión y desenfreno, hasta que divisaba algún anciano que se iba aproximando hacía nosotros y entonces bajaba sus brazos escondiendo su cabeza entre las solapas de mi anorak, mientras no dejaba de reír disimuladamente. Cuando el anciano nos había ya superado y se alejaba hacía la calle que delimitaba el parque, volvía a buscar mi boca y yo intentaba alcanzar su piel levantando su jersey, su amplio abrigo ocultaba mis movimientos, pero ella aún se preocupaba que se pudiera ver algo desde lejos…

Necesitaba sentirla, mordí su cuello, sus hombros, se deshacía de mis manos como podía porque no dejaba de inquietarle todo aquel que se nos acercaba por el maltrecho camino. Deseaba que se calmara, se olvidara del mundo y sólo pensara en nosotros dos, cuando así sucedía se volvía tan lujuriosa como la había imaginado cuando conseguí oír su voz al otro lado del teléfono. Su voz sensual y pausada, salpicada de su risa tan espontánea, se había adueñado de mí, había abierto un torrente de excitación que me enervaba, sólo pensaba en poseerla.

Desabrochó los botones de mi camisa y se abrió camino hasta mi pezón derecho, sentí su lengua suave rodearlo con movimientos circulares y luego lo succionó con sus labios carnosos, me habían encantado sus labios, no veía el momento de sentirlos en otra parte de mi anatomía. Para entonces yo ya no tenía estorbo y acariciaba su espalda libremente, incluso me atreví a alcanzar sus glúteos deslizando mis manos bajo su pantalón, su abrigo seguía siendo mi aliado y escondía mis extremidades, pero ella seguía intentando guardar la compostura en cuando sentía que alguien se acercaba, entonces sus gestos cesaban y volvía a acurrucarse en mi pecho ocultando su rostro. Si risa nerviosa apenas era audible, pero temblaba como una cría que se está portando mal y teme la reprimenda.

Sentí que le ganaba y era más lascivo, la mujer que estaba llena de vivencias sexuales temblaba como un flan entre mis brazos mientras yo me sentía imparable hasta el punto que olvidé sus suplicas y alcancé su pubis, cubierto de escaso e incipiente vello, su carne estaba caliente, invitaba a entrar, sólo su pantalón me lo impedía y tuve que conformarme con sentir la humedad que me llevó hasta su clítoris. Estaba hinchado, deseoso de sentir mi dedo, no me hice de rogar, acaricié con paciencia y suavidad su superficie, sin prisas, mientras ella suspiraba tímidamente, para nada parecía la mujer segura y depredadora que yo había querido adivinar tras sus palabras.

No podía profundizar más pero le pudieron sus ganas y me hizo parar para bajar su cremallera, me sorprendió desinhibiéndose de su vergüenza y buscó en mi entrepierna, también bajé mi cremallera para que pudiera sentir como me tenía de excitado, parece que le gustó lo que encontró al meter su mano por ranura de mi pantalón, pero volví a tomar el control y busqué de nuevo su diminuto clítoris, estaba escondido entre sus pliegues lubricados pero no tanto como para no notarlo rápidamente, volví a los movimientos pautados, mientras ella parecía tener dificultad para mantenerse, descansaba levemente sobre mí, pidiéndome en baja voz que parara porque se iba ¡Pero cómo parar! Me volvía loco sentirla tan sumisa, cuando creí que remataba…

Miró a nuestra derecha y al ver otro nuevo paseante acercarse se cortó completamente, me instó a componer nuestra ropa intentando disimular pero este anciano que se nos acercaba se había percatado muy bien de nuestros quehaceres, aminoró su paso y nos miró muy descarado, ella se refugiaba en mi mirada mientras yo observaba divertido al curioso por encima de su hombro.
_ ¡Menudo calentón llevará el abuelillo! Este va caliente para casa… jajá_ Me dijo mi amante mientras se intentaba componer el peinado.


La abracé de nuevo mientras observábamos al anciano alejarse volviendo de vez en cuando su cabeza para mirarnos. Yo estaba dispuesto a llevarla al máximo placer, pero no me dejó pasar de besos y caricias cerrando con su resistencia la puerta a mis grandes ganas de rendirla por completo.

Y mirando la hora, me convenció para que diéramos por terminada la contienda amorosa. El anciano curioso disimulaba al comienzo del camino ya en la acera de la calle, pero era evidente que permanecía allí para seguir contemplando cómo nos dábamos el lote, al llegar a su altura miró a mi chica fijamente mientras ella sonreía sin fijar su vista en él.

_Vaya, le cortamos la peli al hombre, otro día abuelo…._ Pensé esbozando media sonrisa y cruzaba mi mirada con la de él mientras acariciaba con mis labios los cabellos de ella.

Retomaremos el tema en mejor ocasión….



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viernes, 26 de febrero de 2010

CREO QUE ERES TÚ...







¿Eres un angel?
_______________________
















Creo que eres tú...
La sonrisa eterna que anhelaba,
la madurez disfrazada de juventud
que busqué entre sombras masculinas,
esos ojos cuajados de verde.

Diría que eres tú...
Piel suave de canela que desnudar
mis dedos impacientes por dar caricias,
pasión contenida esperando dueño,
amor dormido esperando amar.

Si eres tú...
Adentra tus raíces en mi cuerpo,
trepa esta mente que no deja de pensar,
si el destino dejó de ser adverso
y te llevó a cruzarte en mi camino.


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domingo, 21 de febrero de 2010

UN AIRE BISEX 5 PARTE

CONTINUACIÓN DEL RELATO UN AIRE BISEX 1,2,3 y 4.


(Las siete partes se leen en sentido descendente)












Alicia esperaba tranquila, sería la segunda vez que se verían, no hacía falta que fuera a la estación de Atocha, Sara vendría directamente a su casa.

Sara llegó cubierta con un abrigo negro de corte juvenil, más alta por unas botas brillantes, cuero marrón que estilizaba sus piernas y le daba el punto sexy, para rematar unas gafas grandes con montura de carey, tras la que se escondían unos ojos de mirada luminosa, sus labios fríos por el invierno que más duro que otros años, castigaba Madrid.

Tras recibirla en la puerta, una ligera timidez se apoderó de ambas, los besos y las risas desvanecieron las dudas. Alicia estaba más pálida, Sara más blanca, bromearon con tomar una sesión de rayos UVA, tras unas buenas raciones de sexo.

Sólo hubo tiempo para un par de cafés, tomados a prisa antes de llevarse la una a la otra, con un baile de besos y caricias al dormitorio, nada podía parar las inmensas ganas de entregarse, de darse, de recrearse dando pinceladas de placer a sus cuerpos, cubiertos con llagas de soledad. Los meses de distancia había crecido el deseo de vivir de nuevo un fin de semana loco y lascivo, lleno de complicidad y confidencias, pero sólo en el momento de verse había estallado inundando todo de gemidos y suspiros. Unas lágrimas de emoción desenmascaraban el dolor que ambas guardaban tan adentro, como llorar inmersas en una entrega total al sexo, pero lo hacían, entre labios ávidos de lamer y dedos húmedos con los que soterraban mutuamente sus vaginas, sus ojos se veían impotentes para sujetar la incontenible agua salada.

Un sesenta y nueve jadeante, escenificó toda la pasión que llevaban comprimida, el rostro mojado de Alicia cubría el sexo de Sara tumbada sobre la cama, empapada de ganas, abierta de par en par con el único deseo de vivir intensamente aquellas horas de un mediodía soleado que se colaba por la ventana. Sara asía sus piernas, que franqueaban su cara, mientras su lengua se alzaba erecta y volaba repetidamente a ras del clítoris de su anfitriona, en un intento de no perder ni sólo espasmo, deseando beberse la vida que tantas veces les negaba la felicidad.

Casi al unísono alcanzaron los orgasmos… Las fuerzas impetuosas emigraron dejando sus cuerpos laxos tumbados el uno junto al otro.
_ No puedo moverme y sin embargo es como si dibujara un remolino con mi cuerpo sobre el agua_ Dijo Sara tras unos largos minutos donde sólo se oían sus respiraciones entre cortadas.
_Yo dejo de existir con cada orgasmo, jajá me muero, me mueroooo_ Le dijo Alicia muerta de risa.
_Estamos locas ¿Tú no lo crees Ali?_
_ ¿Y qué? ¡Qué más da Sara si lo estamos! Somos ahora mismo invisibles al resto del mundo, tendríamos que dejarnos de dar cobijo a idiotas y ponernos a escribir en serio, a los hombres ya no les veo ni el pene, antes al menos… les veía el sexo, quiero decir que al menos me servían para ello, es triste, tremendamente triste tener que decir eso, pero tengo un hastío total de ellos. La historia es la misma aunque él no lo sea, mismo principio, mismo medio y mismo fin. Da igual si se llama Juan o Alberto, si es más joven o menos, el cuento acaba con una huida en la oscuridad._ Dijo Alicia mientras perdía su mirada entristecida en el blanco techo.



Continuará...




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UN AIRE BISEX 6 PARTE







_ Tú le das mucho dramatismo al describirlo, yo me lo como por dentro, sólo cuando estoy muy jodida lo saco escribiendo, cuando no puedo más, necesito que todos se den cuenta de que soy un ser humano, una mujer que sólo quiere un pedacito de cielo, que estoy en un rincón de mi casa, asfixiándome con mis problemas y quiero escapar… aunque no veo donde ir._ Dijo Sara mientras encendía un cigarro. _Sigues sin fumar y yo sigo fumando…_
_ Nunca le saqué placer al tabaco Sara, jajá. Somos demasiado sensibles ambas y también muy complicadas. Bueno esta vez te tengo unas berenjenas rellenas, después de correrme siempre tengo muchas ganas de volver a correrme y de comer jajá… ¡Así que vamos a comer primero si te parece para coger fuerzas para después de la sobremesa, jajá!

Alicia se incorporó de la cama dejando una leve caricia en el pecho de Sara que la observaba risueña, se vistió sin prisas mirando con dulzura a su amiga, dejó sobre su cuerpo un albornoz blanco… _Dúchate si eres capaz de llegar al baño jajá_

Salió de la habitación y se dispuso a preparar la mesa y calentar la comida.

Durante la comida apenas hablaron de cosas serias, huían a propósito de entrar en detalles sombríos de sus vidas que las llevarían a llorar de nuevo. No querían decirse lo que ya de sobra sabían, que la soledad no elegida había decidido acompañarlas de manera permanente, que daba igual si Alicia se iba a la zona de Sol, siempre repleta de transeúntes o si Sara se montaba una fiestecita con sus amigo-as, no podían escapar del manto lleno de ausencias.

Como la tarde invitaba, decidieron dar un paseo, el astro rey quería dar brillo a sus maltrechas almas y se dejaron querer con unos pasos lentos que no pretendían llegar a parte alguna.
Ya para las siete, una brisa fría avisaba que la caída del atardecer tocaba su fin y pusieron rumbo a casa.

_ ¿Alicia cómo puede ser que no nos amemos? Dijo Sara abriendo un diálogo de trascendencia._ ¿Por qué no nos amamos? Quiero decir que después de lo que hacemos y lo que compartimos…_
_No nos amamos porque nos queremos Sara, nos queremos, somos amigas, nos aliviamos juntas tan de tarde en tarde, el sexo que ambas tenemos no es un fin, es un vínculo que nos acerca aún más, sólo nos consolamos al abrazarnos, nos damos calor, pero muy dentro, ese calor que no sentimos con ellos, de la misma manera que nos desahogamos de las penas cuando nos corremos juntas, pero nada más, a ti y a mí nos pierden los hombres…_
_Es verdad, me pierden los hombres, dicho en el sentido literal de la palabra, me pierden y no me buscan, me pierdo y… no me encuentro, por ellos. No dejo de darle vueltas a mi cabeza, hasta no poder más, cuando me olvidan tras unos besos, cuando me ignoran como al perrito que compraron en Navidad y que dejan en una sucia cuneta sin mirar atrás._
_Sara, me estoy volviendo tan fría que temo se me pare el corazón. Ya no me creo nada de lo que me dicen, ya no espero nada cuando acudo a una cita, bueno es que ya ni las concreto, me da igual, por desgracia estoy perdiendo la ilusión de encontrar un ser humano masculino con quien continuar el viaje que me queda en esta vida._



Continuará...



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UN AIRE BISEX 7 PARTE







Ambas sentadas en el viejo sofá, sintiendo que estaban aflorando de nuevo los pensamientos tristes, se rozan las manos y ensamblan sus dedos, con fuerza, intentando resistir y no caer en terrenos depresivos. Unen sus labios suavemente, alargando los instantes, en un vano intento de alcanzar la inmortalidad, que se detenga el tiempo y sus ojos cerrados, como los cierran los amantes, no tuvieran que ver una vez más… sus fracasos.

_ ¿Crees que somos unas perdedoras?_ Dijo Sara mirando a Alicia desde una corta distancia tras unos intensos besos.
_Sí, es posible que seamos unas perdedoras, la suerte no está de nuestro lado, pero ni tú ni yo dejamos de plantar cara a esta vida que nos engulle y pretende no darnos tregua machacándonos con decepciones, escasez de dinero y tantas otras cosas. Pero tenemos para comer Sara, en mi caso tengo unos hijos maravillosos por los que lucho y tú ¡Tú te tienes a ti misma que vales por mil Saras! Eso sin contar la gente que te adora._

Dejaron de hablar y se centraron en sus cuerpos, Alicia se arrodilló en el suelo mientras instaba a Sara a sacar la pelvis del sillón quedando así abierta, expuesta a su boca que inició un ritual danzante con la lengua sobre todo el sexo muy humedecido de su amiga, con rapidez o con pausas, Alicia lamió incansable cada centímetro de vulva, hizo del clítoris su juguete preferido acosándolo hasta que lo llevó al éxtasis, Sara se derrumbó tras intensos gemidos y espasmos, sus pezones, minaretes de unos senos maduros que aún mantenían su altivez y turgencia, buscaron los pezones de Alicia, terminales de unos pechos inmensos, hasta rozarse con verdadera fruición.

Invirtieron los papeles, ahora Alicia era la amante pasiva, sumisa, Sara la dominante y activa que introdujo en la vagina caliente, mojada por la elevada excitación, dos de sus dedos, horadando poco a poco el orificio con movimientos pausados, se hizo camino sin dificultad, llegando a activar cualquier resorte de placer, recreándose exteriormente con mucha suavidad en el clítoris de Alicia que intentaba abrir sus piernas hasta lo imposible para facilitar a su amiga la tarea. Necesitaba más, le gustaba sentirse llena y con un instintivo movimiento asió la mano libre de Sara y humedeció en su ranura uno de sus dedos, indicándola que lo introdujera en su ano. Sara sintió miedo de herir a su amiga pero ella la tranquilizó… _ ¡Lubrícalo, lubrícalo en mi coño hasta que entre!_

Así, doblemente penetrada Alicia masajeaba sus pezones intentando retrasar el momento de llegar al clímax… pero no pudo, cerró las piernas de golpe al sentir la intensa descarga de placer mientras se mordía un dedo evitando gritar. Y empezó a reírse y moverse espasmódicamente, mientras Sara levantada contemplaba la escena divertida… _ ¡Estás loca jajá pero qué loca!_ Le dijo mientras se encaminaba a la ducha. _Vamos, ven, que te voy a quitar la tontería_

La ducha fue conjunta pero breve, se enjabonaron mutuamente, se peinaron la una a la otra, secaron los cabellos y bromearon con el aire caliente que expedía el secador.



Continuará...


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UN AIRE BISEX 8 PARTE








_ ¡Alicia déjame que haga unos huevos fritos con patatas anda!_
_ Claro que te dejo, vamos pero no ensucies mucho ¿Eh?_ Dijo Alicia mientras sacaba unos aperitivos y abría una botella de vino que no pensaba probar. _Te compré una botellita de vino, pero espero que la raciones ya que es toda para ti, a mí ya sabes que me levanta dolor de cabeza, me tomaré una coca cola. _
_ ¡Tú lo que quieres es emborracharme para abusar de mí jajá!_
_ ¿Más aún Sara? Bueno sí ¡Tengo que depilarte el conejo para comérmelo aún mejor jajá!
_ Vale, me temo que no sabes usar la cera…_
_Temes bien, será con la maquinilla pero tranquila… ¡Que te echaré antes aceite para que no se irrite tu delicada pielll!_ Dijo alzando la voz al final de la frase.
_Eso espero que me lo dejes suave… muy suave.

Bueno… ¿Cómo están los huevos, te gustan?_
_No se te dan mal los huevos… ¡Sara jajá! Se nota que tienes experiencia con ellos… Sara._
_Qué graciosa ¿Eh? Jajá, alguna tengo, ¡Sigo gustando más de huevos que de conejos jajá!_
_Y yo también aunque sus dueños ya no me atraigan tanto, con un hombre tengo todo al completo, pero el “Elegido” se resiste a aparecer…_
_ Creo que no debemos perder la esperanza totalmente, sigo creyendo que encontraré a aquel que me de todo lo que necesito, a quien entregar todo lo que tengo._ Dijo Sara pensativa mientras jugaba con el vaso de vino.
_ ¡Claro que sí! Ahí fuera hay un par de hombres atractivos y decididos que vendrán a reclutarnos para darnos la felicidad que nos merecemos, ¡No lo dudes! Nos apreciarán y valorarán enteras, no seremos sólo un par de tetas andantes…_ Argumentó Alicia esbozando una irónica sonrisa.

Se acostaron pronto, limitándose simplemente a mantener juntos sus cuerpos, caricias repartidas por los cabellos y los pechos, calor humano que tanto reconforta en las noches vacías, pequeños besos que esperaban a Morfeo.

A la mañana siguiente Alicia se levantó sigilosa, dejando bien arropada a Sara que aún se resistía a despertar. El aroma del café recién hecho abrió sus ojos, el desayuno esperaba en la mesa. Envuelta en el albornoz blanco apareció en el salón colocando sus cabellos, estaba atractiva, con la belleza serena de quien ha aligerado el cuerpo y el alma. La abertura del albornoz se abrió al sentarse dejando por unos instantes visibles sus senos y su pubis.
_ ¿Ya tan temprano me vas a poner caliente Sara? Dame un respiro jajá_ Bromeó Alicia mientras le acercaba unas magdalenas y unas galletas napolitanas.
_ ¡Claro! No quiero que decaiga esta pequeña bacanal que nos hemos montado…_
_ Y tan pequeña jajá ¡Sólo somos dos! Pero nos basta y nos sobra ¿No crees?_
_ Cierto Alicia, ya iremos incorporando nuevos componentes…_


Continuará....


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UN AIRE BISEX 9 PARTE






_Pues ya que lo dices… ¡Tengo un par de juguetes que vamos a incorporar jajá!_
_Miedo me das Alicia cuando me dices eso mirándome así jajá ¡Joia loca!_
_ Sí loca… ya me dirás luego cuando te corras viva ¡Quién es la loca!_

Antes de entregarse de nuevo a una sesión de sexo, Alicia dispuso todo para depilar el pubis de Sara, ella el día antes de su llegada hizo lo propio, para no perder tiempo.

Con sumo cuidado fue recortando con una tijera el poco vello que había en forma triangular, hasta dejarlo tan corto que la cuchilla, eliminara sin esfuerzo todo rastro. Con paciencia, untó de aceite de almendras toda la parte a depilar, recreándose en un ligero masaje que se extendió inevitablemente a la vulva y el clítoris, con lo que no tuvo más remedio que acabar masturbando a Sara antes de depilarla. La lubricación del aceite hizo más acelerada la excitación que ya estaba en un punto álgido por la situación, Sara no tardó en gemir y correrse.

Una vez acabó el depilado, Alicia secó muy bien la zona y esta vez aplicó una crema calmante. Pero Sara asumió el papel protagonista mientras le pedía los juguetes prometidos. La anfitriona los sacó de un cajón de su armario, un vibrador con apéndice y un gusano vibrador del tamaño de un dedo. Sara roció con el aceite los senos de Alicia y alzándose sobre ella frotó con los suyos la parte aceitada mientras sin separarse fue echándose atrás hasta dejar un seno en la hendidura de su amiga. Lo dejó encajado a la vez que empujaba con leves movimientos, esperando el roce de su pezón con el clítoris. Pero Alicia le apremió para que usara el vibrador, lo introdujo mientras aceleraba la vibración y su amiga se apoyaba sobre sus pies alzando el cuerpo, dejando su pelvis lo suficientemente alta para que Sara pudiera ver y maniobrar sin problemas, sujetó sus labios menores dejando todo su sexo a su disposición… _ ¡Vamos, lléname, lléname el coño, rómpemelo!_ Le decía mientras mantenía el equilibrio a la vez que intentaba abrirse aún más de piernas. El apéndice del vibrador se fue ajustando a su papel sobre el clítoris, apenas aguantó Alicia tanta estimulación… otra vez como el día antes cerró sus piernas, pero no pudo contener un hondo grito provocado por tanto placer.

_ ¡Uh! Siempre que me corro me acuerdo de las pobres desgraciadas que no saben lo que es un orgasmo, no lo puedo evitar, me ha quedado una especie de fijación asociada a cada orgasmo que tengo._ Dijo Alicia mientras se cubría con la sabana riéndose.
_ ¡Tienes unas cosas que me haces reír y flipar! Nunca pienso en algo cuando me corro, ¡Mi mente se vacía a la vez que mi coño jajá!_
_ No lo puedo evitar Sara, es un pensamiento que ya viene solo, ¿Qué le voy a hacer? Jajá._

Transcurrido un cuarto de hora escaso, sin mediar palabra, con un gesto Alicia le pidió a Sara que se pusiera a cuatro patas, ella aceptó encantada, la colocó al borde de la cama mientras ella se ponía de pie en el suelo.

_Sara… Cierra los ojos, abre bien tus piernas…_Sara obedeció, Alicia salió de dormitorio, había guardado en el mueble del baño un vibrador con arnés que se montó mientras se miraba en el gran espejo de tocador, estaba excitada y sus pezones duros lo delataban, cuando creyó que lo tenía correctamente ajustado regresó junto a Sara que permanecía como minutos antes.


Continuará...


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sábado, 20 de febrero de 2010

UN AIRE BISEX 10 PARTE









Acarició a su amiga los redondos glúteos, alternando
suaves cachetes con caricias, recorrió su sexo totalmente suave, sin un solo pelo, ligeramente abierto y mucho más empapado que las veces anteriores, masajeó con sus dedos el clítoris que asomaba prominente entre los hinchados labios menores y pasado un corto espacio de tiempo que a Sara le pareció eterno, hincó un dedo en la vagina, estaba ardiendo y rezumaba liquido suficiente como para lubricar tímidamente la entrada del ano, lo hizo lentamente, esperando la aceptación o el rechazo de Sara, que instintivamente alzó su trasero como signo de aprobación. Así comenzó con un ligero empuje, desconfiando que pudiera penetrarla, untó con aceite el orificio, no quería que Sara sintiera dolor, ya que nunca había sido penetrada analmente; poco a poco el dedo fue adentrándose, retrocediendo y avanzando, dilatando sin prisas.

Sara ignoraba que Alicia llevaba puesto el arnés, así que cuando separó sus glúteos y penetró su húmeda vagina con cuidado, ya que el tamaño del pene era mayor que el del vibrador, ella saltó con un pequeño respingo… _ ¿Qué haces?_ Dijo muy sorprendida.
_Había un tercer juguete… Sara, ¡Espero que te guste!_ Sentenció mientras asía sus caderas y embestía con algo más de presión. Sara emitió un largo gemido que se repitió continuamente al compás de los envites que Alicia ejercía desde atrás, viendo que su amiga aceptaba lujuriosa su arnés, pese a ser el miembro de látex más largo y grueso, se tomó la licencia de soltar las caderas, ya que Sara acompasaba su cuerpo con sus empujes perfectamente y volvió a introducir un dedo en su ano, apenas notó resistencia, compaginó el movimiento del falso pene y su dedo, sabía que esta vez Sara sentiría un orgasmo de escándalo, muy difícil de olvidar. Así fue, no tardó en gemir ruidosa y profusamente a la vez que se desplomaba sobre la cama escapando de los intrusos que habían profanado sus dos orificios hasta dejarla extenuada.

Era incapaz de articular palabra, como una muñeca rota por un placer desconocido aún respiraba jadeante cuando Alicia empezó a besarla los tobillos, las pantorrillas, apenas rozaba la piel con sus labios, fue llenando de tenues aleteos de mariposa cada poro de su piel, sin prisas, dejando que Sara se recuperara, besó con delicada devoción los muslos sudorosos, los glúteos que todavía temblaban con ligeros espasmos, el comienzo de su espalda… los hombros, su cuello… apartando sus cabellos ligeramente mojados de sudor, besó la mejilla que quedaba libre e intentó girar su cuerpo hasta dejarla recostada sobre la cama, entonces su escote, sus senos, su vientre, su pubis fueron objeto de múltiples, suaves pequeños besos.

Sara como si hubiera recuperado las fuerzas de golpe, alzó sus brazos y atrajo el rostro de Alicia hasta el suyo, sus besos no eran suaves sino llenos de una desatada pasión, ambas se fundieron en una tormenta de besos profundos.

El tiempo pasó tan despacio tras su última refriega sexual que se les hizo muy corto. Se dejaron, abandonadas en el lecho, simplemente abrazadas, sabiendo que el momento de la despedida se iba aproximando inexorable.

_ ¡Cómo me gustaría vivir esto con un hombre!_ Dijo Alicia mientras encendía a Sara el cigarro que mantenía entre sus labios, sin prisas por saborear.


Continuará...



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UN AIRE BISEX 11 PARTE






_ ¿Cómo se lo haces a otras Alicia? La pregunta le sorprendió y pese a ello respondió con rapidez…

_No hay otras Sara._ Musitó mientras colocaba sus manos bajo la cabeza. _No hay otras, sabes que esto mío con las mujeres no deja de ser anecdótico, hasta el punto que desde que viniste hace meses sólo hay “Otras”, anónimas y sin rostro en las fantasías que revivo para masturbarme cuando me apremian las ganas. En este tiempo sólo he estado con hombres, pocos, poquísimos,hoy efímeros en mis recuerdos, al menos fueron amantes aceptables, que sólo ocuparon unas contadísimas noches de placer conmigo._

_No desaparece la amargura de tus palabras…_ Asintió Sara.
_Tampoco le des mucha importancia a eso, es lo que hay Sara, amantes de ocasión. Ya me niego incluso a ello, no me compensa todo el proceso que hay que emprender para conocer a uno, acabar aquí, se marchará y seguramente me recuerde por el placer que le proporcione pero no por mí misma…_
_Ya no me sacia el sexo compartido con un hombre, si lo necesito me satisfago sola._ Añade Alicia, mientras apoya su rostro en el cálido pecho de su amiga.
_Me va a costar más marcharme esta vez, Ali, aquí hemos creado un mini mundo feliz, me siento tan bien, antes que el sexo está saber que compartimos de alguna manera las mismas carencias y la misma aspiración._

_Tú porque te marchas… y yo porque me quedo, pero cuando la realidad nos arrincone, tendremos el recuerdo de este fin de semana… También tenemos nuestra propia fuerza interior, ella nos mantiene siempre a flote, incluso cuando todo parece tan oscuro._
_Alguna vez seremos amadas…_ Susurró Sara.

_Si no ocurre Sara, no lo olvides: No dejes de respirar por nadie… por nadie._



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miércoles, 10 de febrero de 2010

ARMAS DE MUJER


NUNCA SUPE JUGAR MIS CARTAS... PASADO EL TIEMPO HA SIDO UNA VENTAJA.



A pesar de los años, sigo sin saber jugar mis cartas, sin saber emplear mis armas de mujer.


Cuando tenía catorce años compartí con mi mejor amiga de aquella época el enamoramiento por el mismo chico. Curiosamente, ella era la más enamorada, por ella pasábamos varias veces al día por la calle donde vivía el chico objeto de nuestros deseos, ella era la que hablaba de él sin parar, la que lloraba ante mí, diciéndome que le amaba hasta enloquecer y yo, que lleve mi enamoramiento con más discreción, fui la pobre descartada y compadecida ante la panda, cuando mi amiga ayudada de su hermana tendió al moreno adolescente una trampa de la que no pudo… o no quiso escapar. Y quedé con cara de idiota, sintiéndome utilizada y traicionada por mi cándida amiga, una de las tantas mosquitas muertas con las que me he cruzado.


La retiré la palabra de por vida, pero la vida da muchas vueltas y años después, ya casada, mi marido quiso regalarme algo, estaba prendada de unos pendientes de oro que veía en una joyería del barrio… mira por donde, la dependienta oronda que me encontré tras unas gafas enormes… ¡Era ella! Me dijo que se había acordado mucho de mí, que podíamos quedar y contarnos y yo interiormente me partía de risa. Sí, íbamos a quedar pero ya, vamos que aún estará esperando.


Poco después, un verano me enamoré como nunca había amado y como sólo he amado un par de veces más. Pasé cinco años sin mirar a otros jóvenes, dando calabazas a diestro y siniestro, fiel en la distancia a un muchacho morenazo que sólo veía cuando viajaba a su pequeña localidad. Me daba igual, lo mío era absoluta ceguera, una idealización total.


Ya en mi segunda visita, supe quién se llevaría el gato al agua. Una morena de rostro picassiano, en el instante en que le sacó a bailar, algo dentro de mí me dijo… “Esta va a ser la que te lo va a quitar”. Así fue, suele pasar, yo sólo iba de veraneo, en navidad y ella estaba allí, dispuesta y solícita a calentarle en los fríos inviernos… tanto que con diecisiete años le hizo padre. Para mí fue una conmoción que me duró meses, más de los que ellos duraron casados. En una fugaz reconciliación, la hizo madre de nuevo; a día de hoy estos dos hijos creen que su padre murió, mi gran amor se calló del altar donde le tenía ya que nunca intentó recuperar a sus vástagos, vamos que esta mosquita en cuestión me libro de un tipo insensible.


Y ya pasados los veinte años, conocí a un tímido camarero, al igual que el chico anterior, de los hombres más guapos que he conocido, otra vez me colgué hasta la médula. Fui correspondida de manera fugaz y una vez más, una de las tardes que fui a visitarle al restaurante, supe que otra se lo iba a merendar y me iba a quedar a dos velas. Lina, se llamaba, una mujerona muy alta y fuerte, mi chico no era muy alto y ella le sacaba sobradamente la cabeza, podía poner sus enormes senos a la altura de su boca…


Pues sí, esta vez me engañaron y se rieron a mi costa, ambos… estaba con ella y yo lo ignoraba, salvo por las risitas. Se casaron al parecer. Esta más que mosca sería abeja reina por su volumen. Una vez más lo superé, lo que más me fastidiaba de estas situaciones era que me dejaban por mujeres menos atractivas que yo jajá.


Por último, una mosquita casi cincuentona no me ha birlado la pareja, se ha “Levantado” mi mejor amigo. Tengo una desazón terriblemente dolorosa ya que el colmo de una amiga es que tu amigo se lie con una mujer a la que desprecias hasta sentir asco. No, no es una antipatía gratuita, no son celos de amiga desairada, tanto mi amigo como yo hemos recibido de esta “Dama”, palabras nada gratas, he determinado distanciarme de mi amigo para mantener el recuerdo de una amistad cultivada en años; es lo mejor, porque no tengo motivos para aceptar a esta mujer, bajo ningún concepto voy a olvidar ya que además nunca, nunca me dio buena espina, ni le puedo pedir que elija entre ambas, por lo tanto… sufriré pero lejos.


Perderé la amistad, pero no echaré por la borda los buenos recuerdos.




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martes, 9 de febrero de 2010

¿POR QUÉ? ¿POR DÓNDE?



Hay un chiste que me sirve para definir algunas situaciones de la vida:





Salen dos marineros a pescar, echan las redes y notan que algo ha caído en la trampa. Suben la redes y ante su sorpresa han pescado una… ¡Sirena! Uno de los marineros la coge y la inspecciona detenidamente, la mira por arriba… por abajo y con un gesto de contrariedad la devuelve al mar. Su compañero, atónito le espeta enfadado: ¿Por qué, por quéeee? Y él le responde… ¿Por qué? ¿Por dónde? ¿Por dóndeeee?









Eso pasa con las relaciones que mantenemos con las personas. De la manera que sea, contactas con alguien y es posible que a la primera te des cuenta que estás… ante una sirena.

Notas sin mucho esfuerzo que hay un choque continuo o una falta demoledora de sintonía. Sabes que tarde o temprano… la devolverás al mar y seguirás con tu camino, con tu pesca, como los pescadores del chiste.

En mi caso pasa, por poner un ejemplo, que voy a cien por hora y encuentro un acompañante que no pasa de cincuenta. A poco que sigamos, miraré hacía atrás y ya no divisaré ni su sombra... La vida es tan sencilla, sería tan fácil si no nos empeñáramos en disfrazar nuestras intenciones o simplemente en estar… ahí sin más y para nada, enviando señales equivocas o aparentando buscar lo que en el fondo no deseamos, tal vez ignoramos que no buscamos y sólo es un deseo, un espejismo que nos engaña, cuando no matar los ratos, tal vez intentar imitar a otros y experimentar vivencias que no seremos capaces de realizar.








Asumo estos tropiezos en las relaciones. Si lanzas el anzuelo en un mar inmenso… nunca sabes que pez te va a picar pero llevo bastante mal que el pez se empeñe en picar mi señuelo para nada, sólo para pasar su tiempo.

Sería lo oportuno hablar de personas que son el “Quiero y no puedo”. Como soy más pasional para mí simplemente son individuos con el pulso en coma, con la sangre espesa; es como si ni consumieran vida, horas… pero pasa que yo sí, me bebo la vida a sorbos, pero continuos, el vino no se agria en mi vaso mientras me doy a la vida contemplativa.

Y entonces, cuando alguien llama mi atención y la consigue pero después espera tenerme como un juguete apartado que ya cogerá cuando le apetezca… como que no.

Una cosa son las prisas y otras la falta de movimiento, sé que las prisas no son buenas pero sí he de elegir entre ambos extremos prefiero la prisa a la pasividad, cualquier movimiento es vida, necesito vida.

Si soy quien atrae a transeúnte para luego descubrir que está cubierto de ropaje poco atrayente… asumo que me equivoqué y sigo, hay que seguir, pero no arrastro a nadie conmigo
vanalmente

Intento cada día mantener la respiración activa, los ojos abiertos y los oídos predispuestos a recibir la mejor melodía… porque alguna vez se dará una sintonía con alguien especial, tan especial que sea de mi medida.




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miércoles, 3 de febrero de 2010

DEMASIADAS PIELES





He viajado por terrenos humanos,

demasiadas pieles, demasiadas...

aquellos ojos mirándome

faltos de brillo, sin vida,

esas manos frías en las caricias,

cuerpos, inertes cuerpos,

despojados de pasión,

carentes de alma.



Besos inmensos de hielo,

disfrazados en bocas exhaustas,

espasmos, sólo pude arrancar espasmos,

clímax masculinos, cansancio,

despedidas para siempre;

pero la experiencia queda,

aunque amarga y triste,

protege el corazón.

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