viernes, 30 de julio de 2010

LA SEGUNDA BALA ME ALCANZÓ







La segunda bala me alcanzó,
he tardado en saberlo.












Nunca arriesgué en el tablero
ocasional de mi dormitorio,
a diario vacío, soy su única durmiente,
peones, alfiles, algunas torres,
algún rey, llevé a mi tálamo secreto,
siempre supe con quien jugaba y
emprendía la batalla nocturna,
donde los suspiros se confunden,
se alían con el calor de las sabanas,
se intercambian en la danza los fluidos,
y las soledades, aun solas, se unifican.


Pero jugué tres veces a la ruleta rusa,
hay quien juega a diario, inconsciente,
y a menudo sin conciencia, muchos más;
tres jugadas, fueron casi consecutivas
en las que confié al azar mi ser por entero,
una vez, que el deseo contenido pudo
más que mi cotidiana prudencia,
dos... Medio engañada, ilusa,
mejor, a medias me dejé engañar,
tres... Ya tenía el miedo en el cuerpo,
la mejor batalla de sexo que he vivido,
donde la muerte del clímax te hunde
y la vida resucitada te alza, se alternaron
para darme todo, saciar mi ávida carne
y mi alma desarmada... Y después el olvido.


Balas de blanco roto, redentoras,
llenas de millones de vidas por venir,
la segunda bala me alcanzó de pleno,
la existencia se torna incierta,
no sé cómo acabará esto.






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