martes, 30 de marzo de 2010

MI ALIMENTO PREFERIDO...





Me muevo
por impulsos imprevisibles,
mi alimento preferido...
las sensaciones.


Viajo obediente
por el destino ya designado,
no preciso guia, ni señales...
teniendo perpetuos rieles.


Intendo salirme de la raya,
esfuerzo vano que no consta,
simples ilusiones, esperanzas...
que me mantienen viva.


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sábado, 27 de marzo de 2010

CONTRADICCIÓN LATENTE Y PERPETUA

UNA, SOLA, VIVA.







En los posos de mis vivencias
quiero recordar rostros,
hechos, espacios, lugares,
paisajes, alturas y caídas,
saber de qué sustancias me nutro.

No deseo perder de vista,
lo que soy, olvido lo que fui,
¿Por qué me hayo en este punto?
¿Qué y quienes me han llevado
a este estado sombrío que me cubre?

Soy yo, fueron gentes,
esta amalgama diversa, espesa,
me asfixia y me mantiene,
contradicción latente y perpetua
que llevo como eterna pareja de viaje.


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sábado, 20 de marzo de 2010

LA TRAICIÓN DE LA SANGRE. EN RECUERDO DE B.

Hoy dejé de manejar mi cabeza como una pelota, creo que poco a poco irá dejando de dar vueltas a los pensamientos que me laceran y atormentan. No pude evitar recordar un amigo, un amor de juventud, al que nunca he olvidado pero estos días, cuanto más machacada me he sentido por la traición y la decepción, más he recordado su tragedia y aquello que creo lo originó.





Tenía un año más que él que tenía veinte, era un muchacho de piel morena, cuerpo alto y esbelto, ancha espalda debido a su trabajo, labios muy carnosos, ojos oscuros e intensos. Le llamaré Juan.

Era de ideas honradas pero algo fresco e insolente, parecía seguro incluso cuando aparentemente, sólo aparentemente iba sobrao que se dice.

Me llamaba “Prenda”, una palabra usada en tierras extremeñas, era oriundo de un humilde pueblo de Cáceres, el pequeño de ocho hermanos, que vino ya muy tardío, se llevaba diez años con el siguiente. Un par de hermanos suyos, los mayores, en vista que no quiso estudiar se lo trajeron para trabajar a Madrid y así nos conocimos.

Después de fallecido, supe que me había estado engañando, laboralmente hablando, pero ya, todo dejó de tener importancia.

Empezamos a salir, era tan vital, tan decidido y tan nervioso que me daba algo de miedo, pero era a su vez cariñoso y divertido. Me atraía irremediablemente y yo era tan romántica, soñaba con tener novio oficial, qué cosas se pensaban en aquellos años, si me pilla ahora, nada me habría apartado de mis deseos profesionales pero aún estaba la mujer chantajeada, matrimonio o trabajo, pareja o vida laboral.

El caso es que él no se tomó la relación como yo, no vi que no había más interés por su parte que vivir un rollo, sexo y poco más. En cambio yo, lo vi en plan clásico y la caída fue lo que me esperó al final del cielo azul.

Como pareja fue un hombre para olvidar, pasaba de mí descaradamente, su actitud conmigo era de un comportamiento machista al que aún le quedaba mucha vida, han pasado veinticinco años y todavía sigue vigente en muchos hombres, tristemente entre los jóvenes de hoy en día se sigue dando. En el sexo, igualmente era desechable, lo que no olvidaré es que una tarde rompió su cama, mientras yo le hacía una felación. Se agarró a los barrotes torneados y… creo que exageró, porque yo era por entonces una principiante.

Ni siquiera recuerdo el tiempo que estuvimos saliendo, cinco meses tal vez, en los que me tenía olvidada o esperando más de una hora una tarde de intensa lluvia… cuando no me recogía para dejarme con sus cuñadas y él se marchaba a tomar algo con sus hermanos, un planazo para una chica de veintiún años…

Creo que me dejó, que tampoco lo recuerdo, había tan poco que dejar, que si no fue él fui yo pero creo que sí, que me dejó él porque me sentí utilizada, tardé mucho en asumir que no hubo más que sexo… y este fue penoso para mí ya que sólo le preocupaba satisfacerse. Seguimos viéndonos por motivos laborales.

En el transcurso del poco espacio de tiempo que estuvimos saliendo, se compró un coche, tener coche por entonces era casi una proeza, un coche potente para la época, grande, cualquier joven de veinte años se habría cambiado por él. Se lo vendió su hermano mayor, le costó doscientas mil pesetas de entonces, un buen dinero. Estaba fuera de sí, orgulloso, contento, había realizado un sueño.

Volvimos a salir algún día, recuerdo especialmente cuando fuimos a los carnavales de Aranjuez por un motivo extraño. Nos hicimos fotos juntos, pero al revelarlas, resultó que había puesto un carrete de diapositivas y mi hermano, que fue a recogerlas, decidió sin más tirarlas, cuando se podían pasar a fotos. Me llevé un disgusto tremendo y sin embargo las palabras de Juan fueron…_Mejor, así no te queda ningún recuerdo mío._ Este comentario, resultaría tiempo más tarde premonitorio, nunca sabré con certeza si ya en su mente anidaba la idea de suicidarse o fue una simple coincidencia, era un chico extraño para su edad, eso era cierto.

La felicidad por tener un coche potente y propio se tornó en gran amargura poco después. Era junio, lo recuerdo perfectamente, le vi por trabajo y me dijo que se iría de fin de semana a su pueblo a ver a sus padres y a probar el coche, a ver qué tal se le daba el viaje.

Volvió destrozado, absolutamente hundido, el coche, se le había calentado y no estaba en perfecto estado como su hermano mayor le aseguró. No dejó de decirme que sus dos hermanos mayores le habían engañado, que podía haber vendido el coche a un extraño y no estafarle a él. Hoy, sus palabras alcanzan en mí la máxima compresión que no tuve en aquel momento. No dejó de repetirme que su sangre le había engañado, que eran sus hermanos y le habían estafado, el que se lo vendió y el que ayudó convenciéndole para que lo comprara diciéndole que estaba estupendo.

Yo pasé la tarde intentando sinceramente quitarle importancia, hoy con la distancia y los años comprendo mejor como se sintió. Sus hermanos no tuvieron escrúpulos y le estafaron, hoy entiendo perfectamente cómo se sentía, traicionado por las personas que más quería y en quiénes confiaba. Lo de menos era el valor del coche, se trataba del hecho, el engaño que habían acometido sin importarles que fuera su hermano pequeño y que lo que ellos decían para él era ley.




No volví a verle con vida. La siguiente semana, vino un compañero, por discreción no me atreví a preguntarle por Juan, así hasta que pasó un mes y sí le pregunté. Me dijo que estaba de baja por depresión, no enlacé en aquel momento su depresión y el tema del coche, esperé, llamé a un teléfono que me dio de su casa, por entonces no había móviles, pero nadie respondió. El representante de su empresa… no me dijo lo que pasaba en sus visitas, el caso es que ya pasados tres meses, volví a preguntar a su compañero y fue tremendo, nunca olvidaré aquellas palabras.
_Oye, qué tal está Juan, ¿Ya no volverá por aquí? ¿Sigue con la depresión?_
_A ése ya se le quitó la depresión para siempre, lleva un mes bajo tierra…_

Cómo no me desmayé, ni cómo pude seguir trabajando lo que me quedaba de jornada, es algo que todavía me asombra. Aquella noche llamé al representante y me dijo que no me lo había querido decir, que sabía el cariño que yo le tenía y no había sabido cómo decírmelo.


Supuestamente, se había suicidado estrellando su coche contra un muro, muy cerca de mi casa. Fui varias veces a aquel sitio y no encontré restos de accidente alguno, era todo tan extraño…

Estuve muy mal, no dejaba de llorar, de pensar en su juventud, en aquella tarde de junio que volvimos a estar juntos y después de tener sexo, se sentó en una banqueta de mi negocio y yo le abracé por detrás y le dije… _Juan, ¡Te has hecho un hombre!_ Porque le noté crecido y más fuerte y me respondió: _ ¿A que sí prenda, a que me he hecho un hombre?_ Me destrocé anímicamente, lloraba en mi cama o en el autobús camino del trabajo, apenas comía. Aún más terrible fue saber de boca de mi mejor amiga que se habían acostado juntos, habían quedado sin yo saberlo y lo hicieron de manera que ni me apercibí. Ella, intentó con su confesión que yo le odiara y saliera del pozo de dolor en el que me hallaba pero sólo sirvió para que la despreciara, por usar aquel secreto que él se llevó a la tumba, aunque su intención fuera que me diera cuenta que no merecía mis lágrimas.

Aquella confesión lo único que hizo fue distanciarme de mi amiga, que no tenía ningún problema y ya estaba saliendo con otro. Antes de dejar de vernos definitivamente, mi amiga me acompañó a la tienda de muebles del hermano mayor de Juan. Después de su sorpresa al verme, nos dijo que este se había suicidado según el informe del forense, que había chocado el coche contra el muro de la fundición y se había desnucado. No le creí, el muro estaba a la derecha de la carretera, era imposible maniobrar y poner el coche de frente, no había espacio. Pero él intentó convencerme de todas las maneras, le dije que había ido en dos ocasiones a aquella zona y la recorrí palmo a palmo y no había nada que indicara allí, más allá o más acá, se había empotrado un coche, ni cristales, ni roces en la pared… viendo que no me convencía me dijo que ya nada se podía hacer y que estaba ocupado. Pero le pregunté en el último segundo por el coche y le conté lo que Juan me dijo a cerca de él, que le había engañado al vendérselo. Se trasmudó cuando le dije si aquello sería lo que le causó la depresión y me dijo que salía con una chica, cosa que yo ignoraba y que al parecer le había dejado tirado, que esa sería la causa. En cuanto al coche, que quedó siniestro y lo llevaron al desguace.

Nos despedimos, se quedó contemplando como mi amiga y yo nos alejábamos por la acera hacía la avenida principal y pudo ver como reconocí el coche, estaba allí, aparcado a escasos metros de su local y sin signos de haber tenido accidente alguno. Miré hacía él y sin mantenerme la mirada se metió hacía dentro quitándose de mi vista.

Estaba claro que todo era mentira, Juan no se había intentado suicidar con su coche puesto que estaba allí, no hubo día que pasara sin dejar de pensar en qué sería lo que pasó realmente, así transcurrieron cuatro años, siempre pensé que algún día sabría la verdad, no sabía de qué manera pero sabría que le ocurrió.

La vida, dicen que es caprichosa y que nada puede haber oculto, cuando el dolor y su recuerdo había sido mitigado por el paso del tiempo, el representante que venía habitualmente a mi negocio cayó enfermo y de la que en su día fue empresa donde trabajaba Juan, vino uno de los jefecillos.


Siempre se habla de todo, el tiempo que estás al frente del negocio, como te va, tantas cosas que aquella conversación la dirigí a propósito para preguntarle por Juan. Aquel hombre fue tajante, Juan no se estrelló con su coche, se pegó un tiro en la cabeza con su escopeta de caza. Otra vez fue un shock impresionante el que tuve, recordé que en efecto, Juan y sus hermanos eran cazadores. Aquello sí que me cuadraba, ahora sí que me creía que en efecto se suicidó como indicó el forense.

Así se cerró esta historia, una de tantas historias tristes que he vivido, posiblemente la tercera.
Nunca he olvidado a Juan, le veo, como la ultima vez, recuerdo sus rizos, sus ojos, sus palabras y me pregunto si el comentario a cerca de las fotos de Aranjuez, significaba que ya tenía intención por entonces de quitarse la vida, pero apuesto que no, tenía tantos planes, tantas ganas de comerse el mundo que creo no fue más que una casualidad con su triste destino.

De lo que sí que estoy segura, es que aquella depresión fue a causa del desengaño sufrido con sus dos hermanos mayores. Hoy comprendo, mejor que nunca, cómo te sientes cuando la persona en la que confías te traiciona y te engaña.

Por desgracia, el ser humano no tiene freno ni respeto y con facilidad cambia lo realmente valioso e intangible por algo material, sus hermanos cambiaron su confianza por doscientas mil pesetas.



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viernes, 19 de marzo de 2010

NO ME ENCUENTRO

La sensibilidad destruye.





Pedacitos, tan minúsculos
que no alcanzo ya a recoger;
mi alma es nada, destruida
avasallada, herida,
acabó escapando de mi ser.

Mis pilares derribados
cayeron sobre mí, ocultando
la luz que me guiaba, derrotando
mis exiguas fuerzas,
no me encuentro.

Perdí la ley, el aire, las ganas,
la sangre me dio la espalda,
pagué precios ajenos,
amigo, tú no eras tal,
déjenme aquí, oculta entre las ruinas.



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lunes, 15 de marzo de 2010

A TU BOLA... A TU VERA. (PARA ELIA)

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DIME LA VERDAD... ¿LOS ÁNGELES SON COMO TÚ?

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Quisiera con mis palabras, descubrirte para el mundo, pero brillas con luz propia y el mundo, aunque sea a pequeña escala ya hace tiempo que reparó en ti, te disfruta y saborea.

Nos conocimos por unas palabras escritas, mutuamente nos adivinamos poco a poco tras ellas en este universo virtual, cómo no reparar en las piruetas traviesas de tus “As”, en el calor humano de tus “Es”, en la sonrisa tímida de tus “Is”, en el canto coral de tus “Os”, en la cara de sorpresa de tus “Us”.

Eres la mujer, la cercana que tengo lejos, por la que aún creo en las mujeres; torbellino de energía transmitida a los escritos, manojo inagotable de creatividad, carcajada interminable que te salta con naturalidad al rostro y te arrebata sigilosamente el corazón con emociones desconocidas o reconocidas, vividas tristemente en la propia piel.

Culta, melómana, jovial, agradable mujer que existe bajo el nick de Elia. La rutina te ciñe a una exigua baldosa pero escapas, la magia que te nace dentro te da la libertad que el destino te niega, mueres cada día pero sigues, te reinventas y apareces de nuevo como si nunca te hubieras ido.

Y te imitan, ignorando que la sinceridad no da ni una mala copia, las malas copias, se resquebrajan porque no aguantan el paso del tiempo, porque sólo lo auténtico perdura, por eso aún sigues aquí.

Hasta que no hablamos directamente, pensé que eras una linda ilusión, conciliadora, quitando hierro a toda discusión… tú, aún mantienes la inocencia medio intacta… yo llevo ya el puñal asomando bajo los pliegues de mi falda, precio que pago por tantos engaños, demasiadas decepciones para seguir creyendo ciegamente. Tú sueñas con cumplir tus ilusiones, yo tengo la ilusión de recuperar la capacidad de soñar. Y pese a las diferencias, compartimos un punto, la fragilidad que se hace fortaleza porque no nos queda más remedio que tirar…

Si yo nado en mis escritos, tú vuelas en los tuyos, si mínimamente plasmo mis emociones, tú ocupas cada folio de manera intensa con las tuyas, enseño mis hombros en los renglones y tú luces plena tu figura ya desde el encabezamiento y ambas nos dejamos el alma… sin sopesar que abrir las puertas de nuestro interior nos deja vendidas.

Sentimos el frío de la soledad y acabamos extendiendo la manta de nuestros propios anhelos y bajo ella, nuestro fuego interno nos consuela. Buscamos, cualquier vestigio de ese amor que incansables perseguimos, pero una y otra vez el dios adorado se desvanece sobre sus pies de barro. Estamos cansadas de amar en vano, de abrir la ventana al garboso caballero que se convierte en gañán en un abrir y cerrar de ojos… pero pese a ello, salimos a la calle imaginando que tras una esquina cualquiera se encuentra el verdadero amor, aquel que nos colmará como esperamos y creemos merecer.

Mientras, no podemos vestirnos con lágrimas, mientras, hay que cabalgar los lomos de la vida, aunque alguna vez caigamos al suelo sin poder evitarlo. Aún nos quedan amigos… de verdad.

Un día nos daremos la mano, podré ver a la musa de algunos de mis escritos, te diré… _Hola, amiga mía._



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sábado, 6 de marzo de 2010

LAS COPAS DE TU TORSO





Hallo más honor y verdad en un pecho de mujer
que en el corazón de los hombres
.











Dos curvas cóncavas,
suaves, dignamente coronadas
con rugosos salientes de pasión,
senos calientes y plenos que me
arropan amorosos, comprensivos,
cuando ya no puedo caminar.

Anónima amante que nada me pides,
pero de mí todo lo esperas,
mujer, sabes sanar mi aflicción,
sientes que tu alma y la mía
vuelan unidas, inalcanzables.
cuando batimos nuestros cuerpos.

Encuéntrame, salgo a tu camino,
deja que las copas prietas de tu torso
viertan en la boca sedienta de
esta hembra moribunda y desahuciada,
el agua de vida que ellos me niegan,
cubre mis crónicas heridas,
resultados de lances amatorios
con hombres desalmados y viles,
con el oro de leche redentora
que solo un ser femenino produce.





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AMARRO ESTE CASCARÓN...



En la aventura de perderse está el placer, me decía un amigo:
No siempre...







Regreso a mi pequeño puerto,
me entierro indefinidamente
en la tierra firme que me vio crecer
sólo los rayos francos del sol,
recibiré al despertar cada mañana,
y gotas de lluvia fresca.

Amarro este cascarón de papel raido,
que a duras penas me llevó ilusionada
por aguas inmensas y desconocidas,
ato con fuerza la soga desgastada,
si me lleva una nueva ola masculina...
me iré a pique sin remedio.

Este bote que me llevó sin miedo,
por océanos repletos de seres sin rostro,
alguna vez alcancé una cala de dulce espuma,
comparte mi horror creciente,
apenas sin remos, navegaba...
no quiero topar con más monstruos.


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miércoles, 3 de marzo de 2010

LLÉVAME YA...


Deja que me esconda
en tu oscuro manto para siempre,
engulle con ansia y apremio mi existencia,
no permitas que me rodeen con
más abrazos de ignominias y falsedades,
que no reciba otros besos de cal y fina arena.

Llévame ya, ¿A qué esperas?
dona mi triste vida, tú que puedes,
canjea mi aliento sano
con un pulmón moribundo.
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Tira de mí... dama incierta, vamos,
olvídate del próximo de tu lista
y ven de una vez por mi ser.

No te tengo miedo,
te deseo conscientemente,
Espero tu beso eterno.


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martes, 2 de marzo de 2010

OS DI TODO


Es evidente que Dios me concedió un destino oscuro. Ni siquiera cruel. Simplemente oscuro. Es evidente que me concedió una tregua. Al principio, me resistí a creer que eso pudiera ser la felicidad. Me resistí con todas mis fuerzas, después me di por vencido y lo creí. Pero no era la felicidad, era sólo una tregua".

Mario Benedetti.




Ya no queda un pedazo de carne


donde clavar vuestros infames cuchillos,


ya no quedan ilusiones que destruir,


ni sonrisa noble que desalojar de mi rostro.


En este dolorido cuerpo que inexorable


agoniza y me abandona por momentos,


la sangre ardiente brotó vigorosa


con cada uno de los espejismos de amor;


igual se derramó en una cascada sin freno,


con cada decepción inmerecida


que como seres inhumanos, insensibles,


sin miramientos ni respeto me causasteis.


Ya no queda un minúsculo girón


de mi ser de donde saquéis provecho,


mis ojos os contemplan sin brillo


pero no divisan más que la nada,


nada, tantos hombres llenos de nada...


a los que os di todo.



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lunes, 1 de marzo de 2010

BUSCO ALGUIEN QUE ME MATE 1 PARTE.







Cuando la cobardía nos supera...

La solución se busca fuera.












“Busco alguien que me mate”… Leyó una y otra vez el anuncio. Sólo estaba esta frase y un número de teléfono móvil. Miró al camarero que esperaba para echarle la leche en la taza de café. _ ¡Ah! Perdone._ El camarero se alejó y él volvió una vez más a leer el anuncio que venía en el periódico.

_Cómo puede ser que alguien ponga este anuncio…_ Se dijo y apuntó el teléfono. Álvaro era contable en una empresa de construcción, no había apuntado el número para ofrecerse como asesino a la persona que lo había publicado, simplemente algo le había revuelto muy adentro a leerlo, pensó que situación tan terrible podría tener esta persona para dejar un anuncio tan estremecedor.

Llegó a su mesa de trabajo y apenas se concentró el resto de la mañana, pasó las horas imaginando quién habría detrás de aquellas terribles palabras, tal vez algún joven con ganas de encontrar algún idiota del que reírse, un hombre desesperado por las deudas en estos tiempos de crisis profunda… pensó en tantas situaciones que no se decidió por un perfil en particular para el anunciante anónimo.

Salió de la oficina y se dirigió a su coche, ni siquiera vio al compañero que se montaba en el suyo y le saludó con la mano. No sabía qué hacer, si olvidarse del tema o llamar al número de móvil. ¿Habría llamado alguien ya? El anuncio tenía la fecha del día, no sabía cuánto tiempo permanecería en el periódico.

Durmió mal, la frase le asediaba, las situaciones que pudiera vivir aquella persona pasaban por su cabeza una y otra vez. Un pensamiento más fuerte que otros le decía que tras aquellas breves y lacerantes palabras realmente había una persona que sufría y no un bromista. No podía saber la razón, pero creyó que quien puso el anuncio, estaba realmente al límite.

A la mañana siguiente salió de casa con las ojeras marcadas, apenas durmió cuatro horas, pensó que tenía que tomar una decisión, olvidarse o llamar, pero una de ellas tenía que elegir.

Intentó hacer su trabajo y concentrarse ya que del día anterior tenía papeles por revisar. Le costó pero consiguió sustraerse y cuando llegó la hora de salir a tomar el café, había adelantado bastante. Llegó a la cafetería antes que el resto de sus compañeros, necesitaba ver si en el periódico del día salía de nuevo el anuncio… allí estaba, como en el del día anterior, “Busco alguien que me mate” Una vez más un escalofrío recorrió su cuerpo, aún más notable que el del día anterior, quien fuera insistía para conseguir su propósito. Y si iba a la policía, tal vez pudieran salvar a aquella persona, ayudarla de alguna manera.

Pero eligió llamar personalmente a aquel teléfono y salir de dudas, para llamar a la policía tendría tiempo si confirmaba que aquella persona iba en serio y realmente deseaba morir asesinado. Podía estar desequilibrado mentalmente ¿Quién en su sano juicio pone algo así en un periódico de amplia tirada?

Intentó pasar la mañana concentrado en su tarea, le dolía la cabeza de tanto darle vueltas, decidió que por la tarde llamaría y saldría de dudas, lo mismo el teléfono estaba apagado sin más.

Después de comer, se tomó un café para envalentonarse y apuró un cigarrillo antes de marcar en su móvil el número. Hizo la llamada ocultando el suyo… dio el tono, después de dejar que sonara varias veces colgó. Recuperó el pensamiento de que se trataba de un bromista pero quiso ir más allá y dejó que su número apareciera en la siguiente llamada que realizó.


Esta vez sólo dos tonos bastaron y al otro lado sonó una voz suave de mujer. Pegó un respingo de sorpresa sobre el asiento, en efecto, existía quien puso el anuncio, le faltaba confirmar si quien descolgó su llamada y el autor eran la misma persona.

_Buenas tardes… _ tras unos segundos para tragar saliva continuó hablando: _Verá yo vi su anuncio… ¿Ha puesto usted un anuncio en el periódico?_
_Sí_ Dijo tajante la mujer. Álvaro pensó colgar, no creía sentirse con fuerzas para escuchar las razones que aquella persona pudiera tener, pero se atrevió a preguntar: _ ¿Es cierto que busca lo que dice en el anuncio?_ Y una vez más oyó el “Sí” de su interlocutora. Dudó nuevamente, pero quería saber la razón y sin perder más tiempo por si decidía colgar lanzó su pregunta: ¿Por qué busca usted quien acabe con su vida?_ Ella afirmó tras un largo suspiro… _No puedo seguir viviendo._ creció su curiosidad, ya necesitaba la explicación entera.



Continuará...


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