sábado, 29 de agosto de 2009

MERCENARIOS DE LA VIDA (A MI AMIGO JOSE MANUEL)

AGÁRRATE A MI MANO.







Compañero de batallas, lizas con más carcajadas que sinsabores. A ti te gusta blandir la espada escudado, con la razón y la irreflexión, yo saboreo la jugada y espero, no hay prisa. Prefieres desangrarte mil veces en escaramuzas que no compensan tu sacrificio, yo prefiero seguir con los ojos abiertos observando cada detalle antes de asestar el golpe final con mi palabra. Somos mercenarios de esta vida en la que siempre esperamos algo más, el cielo aún puede ser más azul, la existencia todavía nos deparará gratas sorpresas; somos pasmarotes libres en un campo sembrado con muñecos de nieve mudos y sonrientes que sólo esperan regar la tierra una vez con su deshielo.

No tenemos la espalda lo suficientemente arqueada como para perder de vista el horizonte. No hemos perdido todavía el paladar y no nos gusta saborear cualquier plato. Sabemos lo que cuesta esta libertad perseguida por nosotros y que por esta elección otros nos espolean. Conocemos el talante del más disimulado zalamero, la más hueca de las damas, el más educado gañán sin vino ni agua bendita, el bobo más bobo de lo que pueda imaginar, el listo que vende demasiadas motos a plazos…

Fuimos amantes efímeros, somos amigos eternos, nos vimos desnudos, conocemos el uno del otro el defecto y la belleza, nos odiamos por momentos y nos queremos para siempre, porque somos compañeros de incierto destino. Yo tengo tu muleta y tu brazo, tú tienes mi muleta y mi aliento.

Sufrirás, yo también, a nadie le importa ya la moral, la verdad sigue sin dueño y la dejarán sin nombre, maleando su significado hasta confundirla, dejando que pase por mentira... pero sabemos que es verdad, aún unos cuantos lo sabemos.

Extinguirán la personalidad, la impronta del individuo como extinguen las especies, no quieren estorbos en su tortuoso camino, no importan los medios, sólo su fin, pero aún tocamos algún son con el que bailamos libremente.

Esquivaremos los altibajos, saldremos como siempre adelante, dejando en la cuneta los deshechos de quienes osaron intentar asesinarnos porque decíamos sus verdades, ahogando ante todos sus falsas intenciones, su doble rasero y su doble faz.

Amigo, doblega tu mal humor como yo esquivo mi inconstancia, no desfallezcas, nosotros aún vemos a lo lejos el horizonte.




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