El placer de la máquina no es comparable…
No te pide nada a cambio,
no te da calor pero te calienta las entrañas,
no hay que esperar a que se enerve,
no te deja tirada a no ser por las pilas,
no te ama, no te necesita,
pero está cuando tú lo necesitas,
no te grita, sólo habla con su ruido mecánico,
no te maltrata, no te humilla,
te olvidas de él y a tu regreso no hay reproches,
nunca envejece, jamás se cansa de ti,
aunque lo dejes tirado en el cajón del olvido.
El placer de la máquina no es comparable…
No te ve guapa pero tampoco fea,
no puede buscarse a otra,
siempre pasa las horas a tu lado, dentro de ti…
No te destroza el corazón,
pero sí el sexo si tú le diriges oportunamente…
No te habla, tampoco te da dolor de cabeza,
jamás te dejará ni estás obligada a que sea el único.
Lo más importante:
Tú siempre tienes el mando,
el cómo y el cuándo, tú lo decides.
Y si te hace llorar… es de placer, brutal y único.
Esta obra está bajo una licencia Creative Commons.
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