las arrugas de tu frente,
sabré que tienen menos profundidad,
que las grietas sedientas de ti,
que marcaste en mi corazón.
Ese día veré tus ojos negros aún
más empequeñecidos,
tus manos llenas de soledad,
notarás en mi mirada atrapada
en tu tiempo, que aún te amo.
Los dos seremos conscientes,
ya sin remedio ni solución,
que perdimos ambos,
los mejores años de la vida,
la existencia completa.
Nuestras bocas desgraciadas,
separadas por silencios inacabables,
por tantas circunstancias…
aún sentirán aquellos besos amarillentos,
escasos, robados en la cárcel del destino.
Seguirán retumbando las palabras de amor,
gran sustento de días pasados,
sonarán en el vacío que nos impusimos,
castigo de la felicidad conjunta,
dos corazones latiendo al unísono...
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