viernes, 22 de enero de 2010

CREO...

CREO EN UN DIOS DEL QUE NO TENGO LA CONSTATACIÓN DE SU EXISTENCIA...







Supongo que por la educación recibida, en la fe católica, creo en Dios de la misma manera que de haber crecido en algún país musulmán creería en Alá, de eso no tengo duda.

Pero ahora, después de años vividos, sólo creo en Dios, no tengo fe en vírgenes o cristos de tal o cual, no llevo medallas con ningún símbolo católico, no tengo en mi casa imaginería cristiana, etc.

Veo a mi madre, que es una mujer de fuertes convicciones católicas, rodeada de fotos de santos, la virgen, Jesús... pero no puedo compartir su devoción por objetos, pese a lo que representan, sólo su fe en Dios, pero le he quitado el séquito y lo imagino... solo.

Creo en un Dios del que no tengo la constatación de su existencia, si me pongo transcendental, diría que viendo las desgracias que se contemplan en la tierra, no existe, pero sé que moriré creyendo en Él y hablando con Él, en la intimidad de mi casa y no en una iglesia, ante una cruz donde su imagen cuelga rememorando el martirio que dicen padeció por toda la humanidad. Sé que sólo a Él le ruego cuando lo creo necesario, suponiendo que si existe me escuchará y creo que alguna vez, es posible que lo haya hecho, incluso de lo poco que tengo, le doy gracias de vez en cuando. Pero no me pidas que te recite el Padre Nuestro, el Ave María... porque lo aprendí a la fuerza y lo olvidé.

Y creo en la humanidad y en la bondad, ellas sé que existen en el corazón humano, pero no sólo ante grandes desastres como el de Haití, también en el día a día de vidas más afortunadas que la que tienen los damnificados de un terremoto, pero necesitadas en este mundo de bienestar donde vivimos, porque me considero privilegiada, con lo poco que tengo, sobre todo cuando veo que otros tienen mucho menos, niños que crecen sin amor y sin atenciones, ancianos, enfermos, aunque parece que viven... bien, porque no están en el llamado tercer mundo.

También creo en la amistad, la forzada por el tiempo y la que llega y se va tras un corto espacio, ya que personas que han pasado por mi vida de manera fugaz, me han ayudado y mucho, siento que algunas no esperaran a que les diera las gracias o les devolviera en la medida que puedo el favor.

Y por último, creo en la fuerza interior del ser humano que le lleva a superar las vicisitudes y allanar obstáculos... Y aún creo en el amor, todo tipo de amor.



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1 comentario:

Alfonso Fraga dijo...

Hola Dánae:
A Dios no se le puede encerrar en la retina humana. Todo lo que pasa en nuestro mundo no es obra de Dios, porque nos creó libres, sino de la envidia del ser humano. Cuanto más tiene más quiere, aunque a veces sea a costa de pisar al más débil.
Cuando uno cree en la fuerza del amor, en la amistad, en la solidadidad...... cree en ese Dios, llámese Alá o Buda o......Porque el Dios en quien creemos es precisamente todo eso: AMOR y negar el amor, es negar a Dios. Sus manos, sus brazos, su corazón, sus labios... son los mios y los tuyos y los de los demás, para que a través de nuestras manos, labios, corazón... los demás puedan ver el rostro paternal de Dios.