lunes, 29 de junio de 2009

UN AIRE BISEX 4 PARTE












-¿Tus parejas saben que haces esto?- Musitó con un leve hilo de voz.
-Lo saben, pero cuando tengo pareja, ósea un hombre a mi lado no necesito estar con mujeres, no me preguntes la razón, pero es así.-

Alicia bajo sus manos a la vez, enmarcando con el agua que descendía, que liberaba la piel de la espuma, las caderas de Sara. Sintió los labios en su pezón derecho, un suave mordisco que la hizo recordar el comentario sobre los vampiros, deseaba que Alicia fuera una vampira, deseaba que sacara de su cuerpo hasta la última gota de placer. Sus ojos seguían resistiéndose a abrirse, prefería imaginar y sentir a la vez. Una mano en sus pechos, delicada y otra más decidida en su sexo.

-¿No te gusta depilarte?-
Le preguntó mientras separaba sus labios mayores y extendía su lengua hasta alcanzar el clítoris. La invitada gritó, pero se dio cuenta de que sería mejor no exteriorizar lo que sentía, para que nadie de la casa del al lado pudiera oírle. La lengua de Alicia que permanecía arrodillada, se volvió ávida y rápida, azotaba como un diminuto látigo el sexo abierto de Sara, recorriéndolo detenidamente, Sara sujetaba sus labios exponiendo toda su intimidad aumentada por el éxtasis, no podía más, de nuevo sentía que iba a tener un orgasmo y lo presentía multiplicado al anterior.

De repente la lengua de Alicia cesó de moverse sobre su sexo y ésta se incorporó. Quería matarla pero permaneció con los parpados apretados, atenta. Sintió que abría el pequeño armarito que colgaba de la pared, en unos minutos estaba a su lado de nuevo.
-Sara, ponte aquí-
Le dijo mientras la agarraba del brazo y la situaba en el medio de la bañera, recostada levemente sobre la pared.
-Saca la pelvis hacía afuera, Sara, abre bien tus piernas-

No podía pronunciar palabra, el ansia la deshacía, las ganas de retomar el placer recibido. Alicia puso algo en sus manos, una especie de cilindro de plástico, más fino en su final y más grueso en su base.
-¿Qué es esto?- Dijo Sara sorprendida.
-Un tubo de dentífrico, jajá este modelo ya no lo hacen, lo usé un día que me excité al ducharme al no encontrar a mano nada mejor jajá. Está bien lavado, tranquila.-
-Pues parece más otra cosa que un tubo de pasta jajá-
Dijo Sara mientras dejaba que sus manos lo explorarán.

Alicia empezó a rozar con él las zonas más húmedas de su sexo, obligando al tubo a hacer una primera y rápida incursión en la vagina de su amiga, ésta gritó de nuevo sin poder evitarlo.
-Sara, mira, mete una de tus manos por detrás de tu espalda e intenta alcanzar tu ano desde y espera.-
Lo hizo al instante, estaba tan caliente que si le pedía que se introdujera un dedo en el orificio anal, lo haría. Alicia llenó su vagina con el tubo y empezó unos movimientos de subida y bajada con él, sus jadeos ya eran imparables, daba igual quien le oyera, no podía evitarlo.
-Sara, coge tú el tubo con la mano, así, desde atrás y haz lo mismo.-
Nunca se había masturbado así, ni cuando lo hacía en la cama, era tan placentero sentir sus glúteos separados por su brazo, sus dedos rozando su ano mientras sujetaba el tubo y no dejaba de moverlo… su pelvis estaba expuesta y Alicia puso una mano en su espalda, a la altura de su cintura, a modo de respaldo, de repente, sintió que ella maniobraba con algo sobre su clítoris, no podía identificarlo pero los movimientos y el roce con lo que quiera que fuera esta vez sí que la abocaban al orgasmo brutal y no pensaba parar.

Su amiga lo sabía y no dejaba de rozar el clítoris con el mango de un cepillo de pedicura, que estaba estriado en una especie de pequeñas dunas continuas, ya había probado su efecto. Jadeaba sin dejar de meter el tubo en su vagina y su amiga hacia lo mismo con el mango del cepillo, restregándolo en la hendidura abierta, hasta sentir que las piernas de Sara temblaban y querían cerrarse, ella lo impedía con sus dedos, abriendo los labios, pasando el mango de unos diez cms hasta que la otra gritó….
-¡Ya! ¡Ya! ¡Ya! ¡No puedo más quítalo, quítalo! –
Le pidió mientras el orgasmo la recorría hasta la raíz de sus cabellos, dejando caer el tubo al agua, se resbalaba, no podía mantenerse en pie.

No podría precisar el tiempo que permaneció en la bañera, tumbada, no quería salir, no sentía la fuerza necesaria. Alicia sin embargo, salió con rapidez y con las mismas se secó y vistió sin decir palabra.

Al fin salió del cuarto de baño, no sabía que decir.
-Alicia yo… ¡Yo nunca he sentido algo así! - Exclamó.
-Si te digo que lo sé, va a sonar muy presuntuoso… pero lo sé.-
-¿Por qué lo sabes? ¿Cómo puedes…?-
-Me lo han dicho otras mujeres, vi la reacción de sus cuerpos, idéntica al del tuyo.-
-¿Qué va a pasar ahora?- Dijo, alborotándose el cabello húmedo.
-Lo que tú quieras Sara, tenemos dos días por delante…-

Continuará...




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