lunes, 29 de junio de 2009

UN AIRE BISEX 3 PARTE



De nuevo un tímido grito alcanzó sus labios y esta vez fue más elocuente; Alicia volvió de nuevo la cabeza hacía ella y sonrió.
-¿Me vas a decir de una vez que te pasa? Me estás preocupando jajá a ver si estás a punto de traspasar la frontera humana y te vas a convertir en una vampira jajá.-
-¿Te daría miedo? Sara se sorprendió cuando su pensamiento tomó cuerpo y se hizo voz.-
-No, de hecho es una de mis fantasías, ser seducida por un atractivo ser vampírico, así que…-
-¿Y si fuera vampira? ¿Te daría lo mismo?-

Sara sintió que su atrevimiento crecía y mientras esperaba la respuesta, se encaminó a la habitación que iba a ocupar mientras durara su estancia y empezó a desvestirse muy despacio. Abrió de una manera inconsciente sus piernas mientras se deshacía aún de pie de su vestido. Sentía que sus órganos sexuales se habían hinchado y adquirido una dureza y una sensación de placer que rozaba el dolor. La excitación la tenía en un estado de desasosiego que la inquietaba, temió de nuevo ser ella quien no guardara la compostura. Mientras viajaba en el tren camino de Madrid, su imaginación creó una Alicia tan lasciva que no daba crédito a que en la realidad ella sólo la había rozado con sus besos de bienvenida.

-¿Sara? ¿Qué haces? Ya está la cena.-
Sara salió de la habitación con un ligero sonrojo en sus mejillas, descalza y luciendo una camiseta roja con un pantaloncillo que le apretaba los glúteos y los muslos, de licra. Se dio cuenta de que con el vestido, se había quitado también las bragas y se fue a la habitación a recogerlas, pero no se las puso de nuevo.

Durante la cena apenas dijo palabra, estaba tan preocupada en sentir de pleno las excitación de su sexo que abría y cerraba las piernas con cada bocado de ensalada que llevaba a su boca. Sabía que a cada movimiento estaba más cerca del orgasmo y se moriría de vergüenza si esto llegaba a ocurrir, pero se sintió por un rato más que Sara, Alicia y se preguntaba que haría ella en esa situación.

Alicia la observaba, aparentando no imaginar que su amiga risueña y voladora de los mensajes virtuales estaba conteniendo a duras penas la sensación más intensa.
-Alicia, ¿Tú no te sientes lesbiana?-
-No, no. De jovencita tuve muchas dudas, me volvían loca los hombres pero tenía fantasías con una amiga del colegio, estuve a punto de estropearlo todo diciéndole que la deseaba pero menos mal que no lo hice. En aquella época no lo habría comprendido y seguro que habría largado al resto de la panda mi confesión y el cartelito que me habrían colgado me habría perjudicado mucho. Aún hoy no está aceptada por la sociedad la idea de que haya relaciones sexuales entre dos personas de un mismo sexo, así que imagínate por entonces. Pero no me siento lesbiana, yo soy incapaz de enamorarme de una mujer, amo a los hombres, las mujeres no dejan de ser objeto ocasional de mi morbo, mis fantasías, pero no es la vida diaria, digamos real. Nunca tendría una mujer como pareja estable ya que no lo deseo. -
-¿Y si fueras lesbiana? Hablo de hipotéticamente, ¿Cómo lo llevarías?-
-Mal, supongo que mal, ya que a pesar de mi talante tan liberal para algunas cosas tengo ideas muy tradicionales, pero esa circunstancia no me preocupa, no me siento lesbiana, me siento muy mujer y simplemente en determinadas épocas o momentos deseo estar con otra mujer en la intimidad, así de sencillo.-
-¿Te ha molestado mi pregunta? Dijo Sara sin mirarle a los ojos.-
-¡Nooooo! Jajá no, dijo buscando su mirada.-Ya debías de saber que no.-
-Bueno, creo que me voy a duchar con tu permiso…-
-Por supuesto, has podido hacerlo antes si querías.-
-No, me apetecía hablar contigo pero ahora sí que me voy a refrescar.-
-Bien, hay toallas limpias y si necesitas algo, dilo.

Sara cogió su neceser y se metió en el cuarto de baño. Estaba empapada en sus partes íntimas, sumergió un dedo en la hendidura de su sexo y seguidamente llevo dicho apéndice a su nariz, quería saber si su sexo olía a hembra, caliente y excitada pero esta vez deseando a otra mujer. Restregó las yemas de sus dedos sobre su clítoris henchido y no paró hasta que abierta en cuclillas sintió en una riada de sensaciones un tremendo orgasmo.


Temblaba entera y sintió miedo de marearse según se introducía en la bañera.Mientras recibía el agua caliente en su cara, esperando alargar la placentera sensación de minutos antes, imaginó que Alicia abría la puerta y se metía con ella en la bañera, pero no era un sueño, sus ojos cerrados no pudieron avisarla de su presencia, pero el tacto de una mano en sus pechos sí. Ahora sí que se sentía al borde del desmayo, sintió que sus pezones se endurecían y no quiso abrir sus ojos. La mano de Alicia, experta en caricias recorrió con apenas roces sus pechos, ella emitía leves suspiros a cada tacto intercalado con el leve soplo de sus labios, se dejó caer levemente sobre los azulejos, en la parte más estrecha de la bañera, bajo el chorro de la ducha, notó que Alicia también estaba ya dentro pero aún no sentía su cuerpo inquietantemente cerca, sólo su mano, dibujando con la espuma en su escote, acariciando con delicadeza sublime su cuello, sus labios y su nuca.
Continuará...


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