miércoles, 10 de junio de 2009

GENTE GÉLIDA








Adiós... seres que tanto amé,

es hora de ser anónimos.





Me canso de vestirme con la mejor sonrisa, ya no basta con abrir la ventana del optimismo cada amanecer. Nunca te devuelven la mirada cálida, me estoy hartando de los silencios elocuentes, de la indiferencia que condena mis sentimientos al olvido. Es tan estéril ser amable, amar por amor, querer por querer, es tan simple que pareces invisible por más que saltes agitando las manos, no te ven, no te quieren ver. ¿Cuánto dura la paciencia? ¿Cuánta paciencia es necesaria? Una de mis frases favoritas... "No dejes tus nudillos en una puerta que nunca se abrirá". Y pese a ello, sientes que haces mal si olvidas, que haces lo incorrecto si coges la maleta y marchas. Nunca me quedé a esperar que el agua me llegara al cuello, nunca arrastré mi vida sin sentido, no recuerdo perder mi tiempo en quien no quería perderlo conmigo a no ser con un motivo muy importante e ineludible.

Y cuando no sabes qué haces mal, cuando no tienes la sensación de estar actuando con mala fe y pese a ello, queda el sabor amargo de una mala mirada que te condena. Aprendí a base de golpes que no se puede contentar a todos, que nadie va a mirar por mí misma más que yo, pero no he aprendido a que los demás se busquen la vida y miren por sí mismos. No aprendí que no se puede creer todo...

Sé que el fallo es mío. Aquella amistad que cuidé con mimo y me abandonó en el tiempo, aquel amor que amé más que a mi vida y que es incapaz de preguntar... ¿Cómo estás? Gente gélida, gente que no me interesa ni me conviene, seres que no pierden un minuto en mí cuando yo perdí días... horas. Hay que cambiar la pancarta de inicio, resolver que cada uno se busque la vida y si va a mi paso... me quedo y si va delante o toma otro rumbo... adiós.

Adiós a esa amiga que no supo devolverme la confianza que le tuve. Adiós a aquella que consolé horas por teléfono y estando yo en la misma situación me devolvió un email al cabo de los días. Adiós a aquella sangre que no parece la mía. Adiós a aquel amor que no me amó ni la milésima parte de lo que le amé. Adiós a aquel amigo que no es tal y no agradece ni una felicitación de cumpleaños.

Me quedo con esos amigos que apenas veo pero que cuando hablamos, me siento feliz. Me quedo con mis peces, aunque sólo me quieren por la comida. Me quedo con mis plantas que me regalan cada día el verdor de sus hojas, recordándome que la felicidad existe en apenas unas moléculas perdidas. Me quedo con el humor del mejor amigo que tengo. Me quedo con las palabras de ese forero que tanto admiro. Me quedo con la música que nunca me traiciona. Me quedo con las pinturas que no dejan de emocionarme por más vistazos que les eche. Me quedo con la chispa de esa mujer que desconozco y que sin embargo conozco tanto. Me quedo con el amor que siento por mi madre aunque nunca podré demostrárselo como quisiera. Me quedo con el crecimiento de mis hijos y sus vuelos iníciales. Me quedo conmigo.

Me quedo con la vida. Adiós gente gélida.





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4 comentarios:

Antonio M. dijo...

Hola. Tienes razon, no se puede contentar a todo el mundo. Asi que haces bien en pasar de amistades dudosas, yo ya hace un tiempo que empece a descartarlas. Mejor tener un reducido grupo de amig@s, pero que lo sean de verdad. Estoy de acuerdo contigo: Adios gente gelida.

Un abrazo desde la capital de Andalucia. :)

El instante de Dánae dijo...

Gracias Antonio, amigo que con tu presencia me recuerdas que la amistad no necesita el estrecho abrazo real, gracias una vez más por estar ahí. Un bs

Clohe dijo...

Hola. Me siento halagada por tus palabras, y se que siempre he podido contar contigo, de la misma forma que tu lo puedes hacer conmigo... no te enviare un e-mail al cabo de una semana..ajajaj te lo aseguro...
Yo tb soy tu amiga fiel... mil besos.

ESCRIBE.

El instante de Dánae dijo...

Gracias Clohe, a ver si usamos más nuestras capacidades para escribir en serio y nos dejamos de vanalidades! Otro bso