Venden la amistad más que cara,
efímera.
Una vez más...
El viajero ocasional
abandona mis dominios,
sin volver atrás su cabeza.
Una vez más...
Mi dulce sonrisa queda
sin un rostro a quien regalar
la puerta grande de
mi rostro amable.
De nuevo... Camino sin
una voz recitándome poemas,
pero sigo manteniendo
la huella de mi impronta.
De nuevo... Mi cansada mirada
atisbando luces y sombras
en el lejano horizonte,
esperando sin convicciones,
dudando de todos.
la puerta grande de
mi rostro amable.
De nuevo... Camino sin
una voz recitándome poemas,
pero sigo manteniendo
la huella de mi impronta.
De nuevo... Mi cansada mirada
atisbando luces y sombras
en el lejano horizonte,
esperando sin convicciones,
dudando de todos.
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