PELDAÑOS CANDENTES

Si me atreviera a trepar
por tu cuerpo sinuoso,
subiendo uno tras otro
los peldaños candentes
de tu escalera interior,
agarrarme a las barandas,
férreas barreras con
que proteges tu alma,
alcanzaría el pan y la sal…
Que me niegas.

ESE ESCOZOR ARDIENTE

No intentes llegar al alma de una persona,
si tu intención no es quedarte allí. (Leído en la red)





El dolor que mejor conozco,
es el sufrimiento del alma,
ese escozor ardiente que me
acompaña sin descanso, mi amante
más fiel, solícito galán de tinieblas,
hilo sangriento de decepciones,
punzón que avanza cuando
mis amigos me traicionan,
hoja afilada que abre de par
en par los recónditos recovecos
donde intento en vano cobijarme,
dolor siempre me encuentras
y me das caza, una y otra vez
llegas a mí... Siempre llegas.




Esta obra está bajo una licencia Creative Commons.

YA NADA SERÍA LO MISMO

Manéjame con cuidado,
soy tan sensible como excitable,
tan débil en algunas ocasiones,
en otras vicisitudes, muy fuerte...
Unas veces amo hasta el dolor,
otras olvido sin traumas.

Puedo despertar tu indiferencia,
podría estallar en tu corazón,
ya nada sería lo mismo...
Suceda cualquiera de estas
dos circunstancias.

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MUERDEN LAS PALABRAS

No digas lo que no deseas decir,
pero si no dices lo que quieres decir,
cuando es el momento de decirlo,
te morderán las palabras guardadas
en tu silenciada garganta, ávidas por
ser cadena de voz, frases cálidas para
un acariciado y amado destino;
lacerarán sin descanso ni tregua,
tu impávida conciencia.

Después aún sepultadas en el fondo
de tu olvido, allí donde tu memoria
no desee llevarte, te morderán,
porque pasó el tiempo y el momento
de lanzarlas a algún oído que
esperó en vano, tu valentía.

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EL BESO QUE NO TE DI

Rezuman en mis labios
elixires muy sensuales, tan ardientes
como estas ganas de besarte,
no te apoyé son el azul
metalizado y te cerré la salida,
no me lo perdonaré nunca.

No abrí el cofre prohibido,
mis sentidos anhelantes me delataron,
me faltó el valor, me conformé
con un par de besos correctos,
mejilla... Tras mejilla y
unos ojos que buscaron los tuyos.

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UNA VEZ MÁS...

Venden la amistad más que cara,

efímera.

Una vez más...
El viajero ocasional
abandona mis dominios,
sin volver atrás su cabeza.

Una vez más...
Mi dulce sonrisa queda

sin un rostro a quien regalar
la puerta grande de
mi rostro amable.

De nuevo... Camino sin
una voz recitándome poemas,
pero sigo manteniendo
la huella de mi impronta.

De nuevo... Mi cansada mirada
atisbando luces y sombras
en el lejano horizonte,
esperando sin convicciones,
dudando de todos.

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SOY

Soy quien no ha perdido la esperanza pero está perdiendo el aliento.

A medio camino entre ramera sin sueldo,

de profesión no elegida, acaso forzada por la soledad,

retirada ante tanto indeseable, de la esquina de turno

e idiota todavía superable, sin remedio,

como hojarasca seca tirada y removida por alientos

helados en el parque olvidado de la vida,

no me importa sentir las dentelladas, las picaduras

de los insectos, las pisadas de transeúntes

sin rostro ni ojos, que en un constante relevo

marcan sin compasión ni pausa mi piel seca.

Soy un rostro medianamente agradable

en un cuerpo femenino deforme,

una voz de terciopelo que clama simplemente

por una coherencia humana utópica,

una mente terriblemente consciente,

despierta en un mundo de corazones dormidos,

un alma ultrasensible en territorios marcados

por la falta de respeto y la escasez

de consideración al prójimo,

soy una alegría interna en peligro

de extinción, una puerta abierta cada día,

una sonrisa fácil, un dolor enquistado.

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