Regresas a mi regazo,
lascivo como siempre,
colmando de lujuria encendida
la copa de tus versos.
Leo tus poemas y me transportan
a noches en vela y celo,
capote de caricias que
sacuden estas carnes sin calor.
Se suceden tus palabras desnudas,
tejiendo para mí, escenarios
perdidos entre gemidos que huyen,
de mi sexo hasta tu boca.
Imagino tu sonrisa,
mientras te arropas en
la suavidad impura de tu rubor,
henchido, tú, mi amante...
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