Por circunstancias, en estos días retorné a mis poemas de juventud, aprovecho para subir al blog el más querido, escrito cuando amaba como se ama con catorce años, a pleno corazón, ciego a los matices que da la vida posteriormente, cuando una crece, cuando se alcanza la madurez que todo lo condiciona. Dánae.
ERAS, FUISTE
Eras el clavel empapado,
por gotitas de fino rocío,
que al amanecer me llamaba,
con un limpio y leve suspiro.
Fuiste como nube blanca,
que marcha hacia el horizonte,
haciendo camino en el cielo,
cubriendo mis pasos de flores.
Dios de mis ilusiones,
eras mi cascabel de oro,
el rey de mis esperanzas,
dueño de mis amores.
Por ti ansiaba noche y día,
por el falso amor que me ofrecías,
burlas ocultas, dolorosas mentiras,
ruin y bajo tesoro,
por el que daba mi vida.
Durante corto tiempo,
fuimos la hiedra salvaje,
arropando las ruinas,
donde se resguarda la luna,
en la noche inmensa de un paraje.
Creí que te amaría eternamente.
sólo sabía que te admiraba,
adoraba, aunque me estaba
causando heridas y dolorosas yagas.
¡Tanta humillación por ti,
que sólo mirarte rebaja cualquier mirada!
Fuiste una inacabable noche de ensueño,
morando en mi corazón ingenuo y aniñado,
te aprovechaste de eso...
jactándote de mi amor y mis sentimientos.
Eras mi libertad y mi monarquía,
soledad bordada con alegría,
te creí sinceridad, niño hipócrita,
te soñé entre fantasías.
Y aún cuando un desengaño tras otro llegó,
no podía retroceder, pues cuando sientes amor,
eres tonta sin querer, loca insensata,
ni sabes de la razón, tus ojos sólo ven,
tus oídos sólo escuchan, los deseos del corazón.
por gotitas de fino rocío,
que al amanecer me llamaba,
con un limpio y leve suspiro.
Fuiste como nube blanca,
que marcha hacia el horizonte,
haciendo camino en el cielo,
cubriendo mis pasos de flores.
Dios de mis ilusiones,
eras mi cascabel de oro,
el rey de mis esperanzas,
dueño de mis amores.
Por ti ansiaba noche y día,
por el falso amor que me ofrecías,
burlas ocultas, dolorosas mentiras,
ruin y bajo tesoro,
por el que daba mi vida.
Durante corto tiempo,
fuimos la hiedra salvaje,
arropando las ruinas,
donde se resguarda la luna,
en la noche inmensa de un paraje.
Creí que te amaría eternamente.
sólo sabía que te admiraba,
adoraba, aunque me estaba
causando heridas y dolorosas yagas.
¡Tanta humillación por ti,
que sólo mirarte rebaja cualquier mirada!
Fuiste una inacabable noche de ensueño,
morando en mi corazón ingenuo y aniñado,
te aprovechaste de eso...
jactándote de mi amor y mis sentimientos.
Eras mi libertad y mi monarquía,
soledad bordada con alegría,
te creí sinceridad, niño hipócrita,
te soñé entre fantasías.
Y aún cuando un desengaño tras otro llegó,
no podía retroceder, pues cuando sientes amor,
eres tonta sin querer, loca insensata,
ni sabes de la razón, tus ojos sólo ven,
tus oídos sólo escuchan, los deseos del corazón.
Esta obra está bajo una licencia Creative Commons.
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