Mi amado fiel, siempre conmigo,
guardas mis dulces labios a salvo
de besos vacíos y falsos, me arropas
con el gran manto de tu espacio,
llego a sentir tanto, tanto calor,
que ya no añoro abrazos ajenos.
Me llenas de paz, al fin se calma
este espíritu que tanto ansió amar,
ya no duele el silencio de las palabras,
el sosiego me acaricia, sacio
los íntimos deseos con la imaginación,
soñar sólo duele al despertarse.
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