lunes, 12 de octubre de 2009

MENTE Y FANTASÍAS






















Cuando se dio cuenta que su cama estaría más vacía que ocupada por algún que otro cuerpo masculino, fue consciente que no iba a consentir besos falsos y caricias efímeras, quimeras corpóreas de paso fugaz. El amor le negó la entrada en su paraíso, ser deseada no era suficiente; pero no quiso renunciar al placer, podía vivir sin besos, sin la mano de un hombre sobre su cuerpo, sin una voz susurrando su nombre, pero no sin placer.

Así que en los momentos de furia y gana sexual, cuando el instinto carnal le arrastraba con más fuerza de la que su conciencia podía resistir, se abandonaba en su lecho a su imaginación, volaba por el aire entre espasmos y jadeos, no hacía falta más que su compañero secreto y sus manos, revivir cualquier momento en el espacio imaginario, compartir el éxtasis con quien quisiera en sus fantasías, ¿Qué podía ser más exacto que su propio movimiento? Nada.

No quería salir a mendigar unas horas en compañía, cualquier cosa no vale para estar bien, cualquiera no servía para estar en esas horas a su lado.

Así superaba la soledad terrible, con soledad aceptada, amañada, decorada, reconstruida... no era real, lo parecía y le complacía.


Creative Commons LicenseEsta obra está bajo una licencia Creative Commons.

No hay comentarios: