martes, 24 de mayo de 2011

... POR LA INCERTIDUMBRE DEL DESTINO.

Sobre mi espalda descansa un muro cuajado de fantasmas,
en mi memoria revolotean con intermitencia y desgana,
amoríos breves, nacidos para morir cuando aún apenas gateaban.


Arrastro por ello más cansancio que desesperanza,
no hay ilusión que maquille de rosa mis mejillas,
al fondo, mis ojos no contemplan el faro de un buen amor.


Por eso camino simplemente por la incertidumbre del destino,
no me atrevo a esbozar en voz alta un deseo anhelado,
así si la sorpresa se abalanza sobre mí, mayor será el gozo.


De golpe las venas secas de mi corazón endurecido,
recibirán un torrente de calor que me hará beber la vida,
sólo así esta soledad amarga habrá pagado el tributo.



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